Consejos
No es secreto que el plantel de los Leones Negros tiene que reforzarse en diciembre, pues el siguiente torneo es el definitivo para salvarse de regresar a la Dimensión Desconocida. Vaya, que la directiva lo sabe.
Tan es así que ya está viendo seriamente con qué leones van a darle nueva vida al equipo. No es por ser mala onda, pero a veces parecen un equipo armado para
la Liga de Ascenso con destellos de Primera y está claro que con eso no se puede.
El presidente del equipo, Raúl Padilla, está consciente de que en el mercado invernal tendrá que volver a sacar la chequera y ya tiene contemplados a cuatro elementos de talla internacional, algunos con la ventaja de que ya conocen el futbol mexicano.
Hay alguien que le tiene cariño a los melenudos, aunque actualmente no es parte de la directiva, y se puso a intercambiar puntos de vista con el líder moral de la UdeG cuando se lo topó a bordo de un avión.
Se trata de un ex directivo de los extintos Bachilleres, franquicia de la UdeG en Primera A, quien le aconsejó que al menos lleguen seis jugadores probados, si no es que ocho, pues la carga de puntos a conseguir el siguiente semestre será muy pesada.
Además, le pasó el tip de que puede integrar al proyecto a elementos extranjeros que tengan nacionalidad mexicana y le puso el ejemplo del Tijuana, que actualmente juega con nueve foráneos, pues el reglamento lo permite.
Ya les comenté que el uruguayo William Ferreira saldrá en diciembre, pues más allá de que el delantero le ponga mucho ímpetu a los entrenamientos y sea buen compañero, lo que les urge es contar con goleadores que los saquen del apuro.
Así que esperen cambios, pues en las oficinas universitarias a veces sudan más que frío. Recuerden que encima tienen un préstamo por 120 millones de pesos que les hizo el sindicato de trabajadores académicos de la Universidad para arrancar el proyecto en Primera División.
No quiero imaginarme qué pasará si el equipo no logra mantener la categoría.
A buscar en otro lado
Los entrenadores y visores de la cantera de las Chivas están ansiosos de los conocimientos y el método para encontrar a los futuros Iniesta, Xavi, Messi y Puyol, mismos que Albert Benaiges les compartirá.
Hace días les conté de la sacudida que el español chilango (como él mismo se definió, no crean que yo ando de llevado) había provocado en el redil, pero no con los entrenadores, sino con los padres de familia, por aquello de que las costumbres europeas dictan que los chavitos se duchen en un baño común.
La nueva surgió en una de las juntas con los visores que tuvo hace una semana en Verde Valle. Ahí, les preguntó sus métodos para encontrar a los posibles prospectos en el llano.
Cuando uno de los visores le explicaba a detalle la forma en la que se distribuían por la zonas del País y los diversos torneos llaneros de alto nivel que peinaban, Benaiges intervino para dar una sugerencia.
Les dijo que se fueran a las canchas más pobres, a las más modestas y olvidadas, y ahí les preguntan a los viejitos o a los borrachos quiénes de ese barrio son los mejores talentos, los más habilidosos.
Uno soltó la carcajada y luego se hizo chiquito al ver que Benaiges hablaba en serio. Otros se miraban entre ellos.
Así que si descubre a un visor en la canchita de su barrio, no se sorprenda. Estará buscando a los futuros cracks de las Chivas.
El héroe de la franela
Vaya lío que es ahora para los jugadores del Cruz Azul entrenar en el Estadio Azul, por el tema de los parquímetros que colocaron en la Colonia Nochebuena, algo que casi cobra a su primera víctima.
Esta semana a un jugador se le olvidó dejarle las llaves al franelero que todavía trabaja en el lugar.
La persona encargada de revisar que cada coche tenga vigente el boletito que da el parquímetro se percató de que el del deportivo del ecuatoriano Joao Rojas ya había vencido. Acto seguido, les echó un pitazo a los hombres de la camioneta con el inmovilizador, quienes llegaron listos para ponerle la araña al carro del sudamericano.
Al mismo tiempo, el franelero corrió al estadio y avisó que tenía casi todas las llaves de los autos de los jugadores, menos las de Rojas. Un vigilante bajó como rayo al vestidor y antes de dos minutos apareció un utilero con las llaves del coche.
En tanto, el que cuida los carros ya estaba poniéndole monedas de su bolsa al parquímetro y pidiéndoles tiempo a los del inmovilizador.
Al enterarse de que era el auto de un futbolista, los de la araña esperaron a que les llevaran el papelito, las llaves y todo quedó en santa paz. ¿A poco con todos los automovilistas son así?
Rojas se salvó de que le inmovilizaran su carro y de una multa gracias al franelero.
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