Ronaldinho no miente

Francisco Javier González
en CANCHA


La llegada de Ronaldinho a Gallos Blancos de Querétaro es espectacular e inesperada.

De los jugadores internacionales que han jugado en México la recta final de sus carreras, nadie tuvo sus entorchados. El brasileño cumple con condiciones mediáticas, técnicas y futbolísticas dignas de admiración. Sus títulos hablan por sí mismos, incluidos los de Mejor Jugador del Mundo en la votación de

FIFA, dos veces.

Emilio Butragueño, que aportó exitosamente al Celaya todo su bagaje profesional y humano, pronunció unas palabras memorables cuando fue presentado en el palacio municipal de la ciudad a una multitud delirante: "Lo mas importante no es cómo te reciben cuando llegas, sino como te despiden el día que te vayas".

Ronaldinho Gaucho tiene tantas cualidades balompédicas como historias de apatía, desgano, descuido e indisciplina. No le miente a nadie: sus cuitas han trascendido y son del dominio público.

Una publicación inglesa reflexionó hace poco sobre la llegada de Mario Balotelli al Liverpool de Inglaterra. Brendan Rodgers, el director técnico, dijo que él sí podría convencer al descarriado y fabuloso delantero italiano para rescatarlo de las indisciplinas y berrinches que hacen inestable su carrera.

Rodgers estaría recordando el "Complejo de Mesías", que entre otros efectos hace que el paciente piense que sí puede arreglar vidas que otros no han sabido rescatar. Es una especie de misión pastoral que le funcionó con Daniel Sturridge a su llegada al equipo y que intentará replicar con el delantero por el que se pagaron 16 millones de libras esterlinas.

Algo parecido sucedió con Luis Suárez y su llegada al Barcelona: el episodio de su mordida a Chielini en la Copa del Mundo de Brasil es premiada por un club global que ha dispuesto de tres psicólogos expertos para atender la ansiedad del uruguayo.

Con Ronaldinho parecería que los Gallos tienen la misma aspiración: cambiar la naturaleza de un futbolista que adora la pachanga.

A jugadores de este tipo el mercado mexicano suele no exigirles demasiadas cosas. Existe una clase de idolatría que permite al contratado poner las condiciones en lugar de ajustarse a las del club.

Ronaldinho, que trae de cabeza a toda la ciudad de Querétaro esperanzada en abrazarlo como su gran ídolo, puede ser la mejor noticia de muchos años para la plaza y para la Liga, o el fiasco mas estrepitoso.

Gallos está haciendo un esfuerzo seguramente extraordinario para contratarlo. El que tiene que hacer para controlarlo y convencerlo debe ser aun más titánico.

Nadie podrá decirse engañado. Las cartas están puestas sobre la mesa.

Que sea para bien.

 
 
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