Yo sé que no es cuestión de nacionalidad y edad. Los técnicos deben haberse preparado, contar con rasgos claros de liderazgo y tener vocación. Es muy relativo si jugaron o no, si fueron triunfadores o jugadores de mediana calidad. El entrenador de futbol es una especie rara, bien pagada y hasta caprichosa.
No debe ser fácil dentro del entorno familiar, estar haciendo mudanza con frecuencia
como ocurre con ellos. También es cierto, según las reglas del mercado, que son privilegiados; sus sueldos son significativamente superiores respecto a otros profesionistas/trabajadores en México.
Todas las anteriores referencias me vienen a la cabeza desde las críticas tan especiales para Javier Hernández por haber "aceptado" su condición de suplente (de entrada) en el Real Madrid. Sin tener nada en particular contra nadie, veo que Ángel Comizzo va y viene, que César Farías es traído de Venezuela, que tantos y tantos extranjeros son reciclados de banca en banca, por décadas y por los siglos de los siglos.
Como no se trata de particularizar, es del concepto malinchista del que voy a hablar. ¿Por qué no tienen trabajo como entrenadores ex jugadores mexicanos con prestigio, liderazgo y preparación? Muy sencillo: el verbo, el tono y el acento nos siguen seduciendo sin piedad. Ojo, no se me confundan; no estamos hablando de repeler al foráneo. Se trata de analizar las razones de las escasas oportunidades para los mexicanos que buscan una opción desde el retiro.
Nos brillan los ojos frente al esfuerzo ajeno y nos volvemos de mirada microscópica a la hora de juzgar a los nuestros. En el deporte, el malinchismo se acentúa sin ninguna duda. Desde 1994, los presagios sobre el desempeño de las selecciones mundialistas mexicanas, rayan en lo catastrófico.
Al final, se han conseguido resultados dignos y modestos. Nada para la pirotecnia, pero tampoco para presagiar tragedias antes de tiempo. No sé cuántos ex jugadores nacionales hay esperando turno al bat para dirigir, pero sí me consta que los directivos suelen darle la primera opción al extranjero.
No son oportunidades proporcionales entre ambos bandos. Me dicen que así ocurre en muchos ámbitos laborales en México, más cuando en otras latitudes hay carencias en las oportunidades de trabajo. El día que celebremos la llegada del Chícharo o la Zanahoria al Madrid, aunque sea como el suplente del suplente, aprenderemos a encontrar verdaderas razones para poder exigirle la titularidad. Mientras, valoremos lo nuestro.
@Javier_Alarcon_
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