La sociedad indica que una persona triunfadora se caracteriza por ser exitosa, popular, tener bienestar, reconocimiento y prestigio. Una empresa no debe ser distinta. Si todo eso se ha dado, el reto consiste "únicamente" en conservar lo que se ha logrado.
Esta semana uno de los actores más reconocidos y laureados a nivel mundial tomó la decisión de quitarse la vida. Robin Williams decidió
que la parte tormentosa de su vida detrás de las cámaras era más difícil de llevar que su propia fama. Depresión, aparentes problemas financieros por sus divorcios; supuestas adicciones y principios de la enfermedad de Parkinson. Todo ello, o quizá solo una parte de sus problemas, llevaron a este extraordinario actor a terminar, sí, con su vida.
"Tú no sabes lo que es la pérdida verdadera porque solo ocurre cuando has amado algo más de lo que te amas a ti mismo", decía Williams en una de sus líneas dentro de la película "Mente indomable", probablemente al saber de antemano que, tal como se demuestra con el suicidio, se aman otras cosas por encima de uno mismo.
Miremos desde otra óptica la incapacidad de lidiar con el éxito propio: las Chivas, las populares Chivas, las exitosas Chivas que por lo general han gozado de bienestar... "No importa lo que digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo", decía también, como frase robada de una conferencia de Jorge Vergara, Robin Williams en "La Sociedad de los Poetas Muertos".
Y es que las palabras y las ideas en Chivas se han desgastado sin resultados, al grado de situarse, como nunca antes, en serio riesgo de descender. Sin embargo, las pruebas, experimentos, innovaciones, remociones y contrataciones parecen darse en un ambiente que no denota urgencia.
Dirigir, entrenar o manejar a Chivas no es tarea fácil, pero en ocasiones parece que esta institución muestra síntomas opuestos a lo que un suicida generaría, aunque con efectos similares: la depresión de quien ya no quiere vivir le hace ver todo negativo; el estado en que navega el equipo tapatío, en contraparte, es de optimismo pasivo y, sin embargo, también se ha hecho daño solo.
La biografía de Robin Williams fue tan extensa que bien pudo quedarse dos vidas más a mantener lo que hizo. A partir de ahora será recordado, sobre todo, por quitarse la vida. Por su parte, las Chivas están a tiempo de conservar el lugar que durante más de 100 años les ha convertido en uno de los dos más importantes en el futbol mexicano. Están a tiempo de evitar su deceso y pasar al recuerdo de un equipo triunfador incapaz de mantener su grandeza, pero para ello, quizá sea conveniente llevar a cabo una de las frases del desaparecido actor en "Patch Adams": "Si vamos a pelear contra el mal, peleemos contra una de las más terribles enfermedades: la indiferencia".
ffernandez@reforma.com
@Felixatlante12