Las básicas sin fuerzas

Francisco Javier González
en CANCHA


Los cambios en la estructura de fuerzas básicas en las Chivas hacen que lo más constante desde la llegada de Jorge Vergara a la silla mayor, pierda continuidad.

No porque se hayan hecho las cosas de determinada manera mucho tiempo, hay que continuar haciéndolas de la misma forma. A fin de cuentas, los resultados son los que deben mandar.

Pero curiosamente, cuando vemos con

frecuencia al Guadalajara peleando -y muchas veces ganando- Finales en los torneos con límite de edad obligatorios en México, sucede el cambio.

Johan Cruyff, en una de sus declaraciones más discutidas cuando vino a México antes de terminar su contrato con el Rebaño, dijo que los títulos en esas categorías no sirven. Hoy se le estará dando la razón, por lo menos con lo que observamos desde afuera.

El América, cuando Ricardo Peláez llegó a Coapa, también cambió a los encargados de fuerzas básicas pese a que coleccionaban títulos cada semestre. Ahora que regresa a su puesto, el propio Ricardo se percata de que durante su etapa en la Selección Nacional volvieron a rotar personal: son tres cambios en menos de cuatro años.

Pumas no ruge mal las rancheras. Los entrenadores de las categorías juveniles salen, vuelven y de nuevo son despedidos o removidos con alegría de festival.

Cruz Azul también ha hecho a un lado en los últimos tiempos a sus gestores, e incluso vendió, igual que Pumas, a su equipo piloto en la División de Ascenso. Hoy, La Máquina no tiene figuras juveniles hechas en casa.

El trabajo de fuerzas básicas luce oculto para la mayoría. No tiene la vitrina del primer equipo, ni la posibilidad de ser seguido desde afuera por razones propias del futbol formativo: conocemos sólo los resultados y los esfuerzos de la Liga para obligar a sus afiliados a, por lo menos, competir en diferentes torneos anuales de cuatro categorías de edades diferentes.

¿Es el trabajo en juveniles un cuarto oscuro en el que pasa cualquier cosa, con el criterio que sea y en el momento que a alguien se le ocurra sin más ni más? ¿O cada equipo tendrá un sistema de evaluación propio que califique la labor de monitores, entrenadores, formas de captación y evolución de los jóvenes futbolistas de manera periódica?

Como en la educación escolar, las edades formativas requieren de mucho empeño, inversión, vocación y conocimiento para ser exitosas.

El futbol cada vez necesita más de expertos en varias materias que cuiden a los nuevos valores y les ofrezcan herramientas más allá del deporte, para ayudar a la gran mayoría de jóvenes que lamentablemente no llegarán siquiera al primer equipo.

Por lo pronto, parecen demasiados bandazos.

 
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