San Cadilla
en CANCHA


Nadie sabe... nadie supo
 
A un año de la muerte de Christian Benítez, los problemas y las dudas siguen aquejando a la viuda del "Chucho" y a sus familiares cercanos.

Todavía por ahí andan rondando las vísceras del goleador, las cuales fueron enviadas a un patólogo para que las analizara, pues la Federación ecuatoriana no estaba convencida de que el futbolista hubiera muerto por

un mal congénito.

Pues es la hora que no hay ni resultados ni órganos porque los directivos no han pagado la cuenta y el médico ya hasta le fue a cobrar a Liseth Chalá, viuda de Christian.

Extrañamente a la Federación ya no le interesa ahondar en los resultados ni quieren rascarle al tema, y cuando Liseth pidió los resultados toxicológicos de las pruebas, tampoco se los quisieron dar.

El caso sigue resultado muy extraño, los restos del ídolo del América todavía no descansan en paz, muchas de las promesas de apoyo que le hicieron a los hijos se quedaron en meras palabras y algunos trámites para tomar posesión de dinero y propiedades se han dilatado mucho.

La familia Chalá quiere esclarecer la muerte del goleador porque insiste en que llegó al hospital con un fuerte dolor abdominal y que pasó mucho sin recibir más que analgésicos, y al final dijeron que era un problema del corazón.

 
 
Cuestión de honestidad
 
El que vivió la procesión por dentro en un momento en el Mundial fue Marco Antonio Rodríguez.

Por cómo ha tratado el tema, cualquiera pensaría que al ex árbitro mexicano ni cosquillas le hizo el no ver la mordida de Luis Suárez a Giorgio Chiellini, en el Uruguay-Italia en la Fase de Grupos de Brasil 2014, pero la realidad es muuuy distinta.

Cuentan que a "Chiquimarco" le quedó demasiado lejos la jugada y al ver el alboroto que se hizo sólo atinó a preguntar a su asistente uno, Marvin Torrentera, con cierta desesperación, sobre lo que había ocurrido. Marco sintió que se le venía el mundo encima cuando Torrentera admitió que no vio la jugada.

Dicen que Rodríguez sabía que su determinación podía costarle la Copa del Mundo, por eso la situación fue aún más crítica cuando Chiellini le mostró las huellas de la mordida.

Entonces el "Chiqui" decidió no sancionar aquello que no había visto que jugársela y expulsar a Suárez sólo tomando en cuenta las pruebas en el hombro del italiano.

Al final, la FIFA reconoció la integridad de Marco y hasta puede decirse que la omisión benefició al organismo, ya que pudo aplicar un castigo ejemplar al uruguayo, que con esa ya sumaba tres mordidas a rivales en su carrera. Por eso terminó confiando en el mexicano para la Semifinal entre Alemania y Brasil.

 
san.cadilla@reforma.com