En Pumas todo es desasosiego.
No es sólo porque de las últimas seis liguillas ha clasificado a dos y fue eliminado a la primera.
No es únicamente porque la temporada vuelve a iniciar de manera desastrosa y los rivales terminan más enteros que los dueños de Ciudad Universitaria.
Es también porque en Pumas han dejado de surgir figuras importantes y técnicos hechos en casa.
Gente que tenga sangre auriazul corriendo por sus venas.
La cantera ha dejado de funcionar. Quienes llegan al primer equipo tienen una personalidad blandengue. Se marean a la primera. Voltean y no hay referencia. Es claro que no existe el consejo de antaño, la mano fuerte que los sepa llevar. Hace tiempo que la cantera universitaria, llena de cambios caprichosos en los últimos tiempos, se ha estropeado sin que nadie meta las manos.
El primer equipo es una mezcolanza en la que confluyen promesas que cada vez lo dejan de ser más, titulares con el puesto asegurado pase lo que pase, y contratados que hacen lo que pueden con insuficiencia.
Mientras José Luis Trejo dice que no es de los que renuncian, Mario Trejo anticipa en plena tormenta que él sí se va. Que hay desconfianza, negatividad dentro del equipo.
Los altos mandos directivos perderán pronto a su pararrayos. La única cara directiva visible, sea para bien o para mal, no resiste más.
Pobres Pumas. ¿Quién permitió que llegaran donde hoy están estacionados? ¿Quién ignoró la filosofía que se construyó durante generaciones y hoy ha sido traicionada con todos los agravantes de desidia, malas decisiones, despreocupación e ignorancia?
Pumas ha perdido su mejor arma: la mentalidad, la intensidad para jugar. Su poder juvenil en lo físico y en lo futbolístico que destruía casi a cualquier adversario que se metiera en Ciudad Universitaria. Sus novatos prodigiosos formados desde niños con una disciplina que hoy brilla por su ausencia.
El problema de Pumas no lo arregla la permanencia de José Luis ni la renuncia implícita de Mario Trejo. La tragedia universitaria sólo puede ser reconstruida desde la Rectoría, si es que el futbol sigue siendo de su interés.
Aún obrando urgencia, requerirá tiempo para volver a ser lo que hoy son cenizas: un club que con menos presupuesto que los demás, echaba mano de un espíritu que sí reflejaba la personalidad estudiantil para dejar huella en cada uno de sus partidos.
Pumas es hoy un remedo, una sombra por el quebranto de una forma de ser que ha sido prostituida desde la cantera hasta los mandos superiores: la búsqueda de resultados a toda costa han permitido la caída.
¿Alguien puede resolver con sensibilidad y sabiduría este desastre?
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