¡Así, Chivas... así!

Francisco Javier González
en CANCHA


Hay equipos que pese a la traición ejercida por algunos directivos y entrenadores a las tradiciones, deben jugar de determinada manera.

Quien atenta contra la esencia histórica, contra el ADN de algunas camisetas, suele pagarla.

Fue el caso de Brasil en la última Copa del Mundo. Fue pragmático y lo último que rescató fue el resultado por el que apostaba. Curioso es que haya optado

por regresar a Dunga a la dirección técnica. El soldado raso más cotizado del planeta como jugador y también como técnico, es el elegido. El directivo de futbol es el único ser capaz de tropezar tres veces con la misma piedra.

Trasladado a nuestro incipiente torneo, lo expresado ayer por las Chivas en el estadio de CU es un alivio.

Teniendo que enfocarse a la suma de puntos indispensables para alejarse del fuego del descenso, el Rebaño puso en práctica un juego que tiene que ver con su historia de equipo grande. Sobre todo en la segunda mitad, encerró a los Pumas en su terreno, peleó cualquier rebote, presionó al adversario en su parte más íntima del área y terminó ganando con más justicia y menos diferencia que la ameritada.

El disparo lejano de Fernando Arce, con las consideraciones del caso a la intervención del arquero Palacios, es sólo una anécdota de cómo consiguió el triunfo después de la presión a que fue sometido el cuadro unamita en el mismísimo Pedregal.

Es decir que el Guadalajara pudo haber obtenido cualquier resultado en el caprichoso juego del futbol, pero la manera de intentar el triunfo alienta por tratarse de un equipo importantísimo caído en desgracia que ha contratado soluciones rápidas para su plantel y no promesas a largo plazo. No tiene tiempo que perder y contra lo sucedido en su debut frente a los Jaguares -mejor equipo de lo que parece- la actitud y energía rojiblancas terminaron sacando tres puntos vitales para la aritmética, la confianza y el ánimo de su castigada feligresía.

Caso aparte es el de Ángel Reyna, quien podrá decir con razón que los árbitros no protegen al futbolista habilidoso. Lo sabemos hace tiempo y Brasil 2014 lo ha confirmado. Pero también sabemos que no hay regla que permita al jugador hacer justicia de propia mano o reclamar lo que considera injusto sin tener una sanción.

Reyna vuelve a ser imprudente al ganar una segunda tarjeta amarilla que le priva de jugar el siguiente partido. Mal favor para el equipo que le ha contratado y para él mismo: el desgaste interno que puede provocar su reacción sería similar a varias historias que ya ha protagonizado.

El partido cumbre de la jornada fue entretenido y ganó quien mejor lo hizo.

Deseo válido es que los Pumas tengan en el torneo más color que el de su desteñido escudo en el pecho. Ayer no lo consiguieron.

 
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