Mañana, en el Estadio Maracaná de Brasil, culminará la que sin duda alguna ha sido la mejor Copa del Mundo por lo menos desde 1982 hasta la fecha.
Por el futbol que en términos generales se ha ofrecido, por las posturas asumidas, las jugadas realizadas y los goles anotados, este Mundial del 2014 quedará en la memoria futbolera muy por encima de los siete anteriores.
Sólo por no caer
en el error de compararlo con los otros 12, unos diluidos en el tiempo y otros cubiertos con ese velo de romanticismo que suele mejorar en el recuerdo las cosas.
Muchas veces, más que extrañar el futbol de antes, lo que extrañamos es lo que nosotros éramos entonces.
Ahora, queda por verse si en el cierre del torneo, hoy y mañana, se despliega un futbol acorde con ese elevado nivel hasta el momento exhibido.
Primero, los vapuleados brasileños y los desanimados holandeses irán en pos de un tercer lugar que en realidad a ninguno de ellos le interesa mucho.
Un partido que no debería jugarse, sigue existiendo como especie de "consolación" que normalmente para nada consuela, y mucho menos en casos como el actual, entre equipos a los que sólo la obtención del título deja satisfechos.
Si acaso, para los jugadores y el técnico brasileños está la oportunidad de despedirse de su gente de otra forma, y no con la histórica zarandeada propinada por la demoledora maquinaria alemana.
A esa moderna maquinaria de hacer futbol tratará de desactivarla mañana la que quizá sea la única escuadra capaz de hacerlo en estos momentos.
Si en su anterior partido ya contó Messi con la mejor Argentina, en el de mañana ésta necesitará contar con el mejor Messi, para así brindar una actuación que raye en la perfección, ante el único equipo que se ha acercado a ella, esta avasalladora Alemania que llega a la Final como clara favorita.
Sea como sea, que se imponga el que mejor juegue y que por favor cierre con un buen broche de platino este Mundial de Oro.
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