No han cambiado mucho a través de los años, pero nunca dijeron las reglas del futbol que debía ganar un partido quien lo jugara mejor, lo hiciera de manera más bella o quien sumara más votos en una elección popular. En este último caso, los chinos serían imbatibles.
Así las cosas, Argentina llega a la Final de la Copa del Mundo porque pese al escaso futbol mostrado, pese a sacar los
resultados con fórceps cada vez que se presentó en un estadio mundialista, supo hacer lo indispensable para conseguir la victoria.
Ventajas de un solo gol contra Bosnia, Irán, Nigeria, Suiza y Bélgica le llevaron a jugar la Semifinal de ayer contra Holanda. Para efectos estadísticos, no ganó. Terminaron 0-0. Para fines prácticos, si lo hizo a través de penales. Y un partido jugado sobre terracería, con jugadas de peligro no encontradas a simple vista, le permite jugar la Final por la que suspiraban todos los brasileños.
Argentina tuvo un autogol a favor en el partido contra Bosnia. A Irán le ganó en el último minuto con una genialidad de Messi. Rojo hizo un gol con la rodilla tras el cobro de un tiro de esquina a los nigerianos. El único gol del partido frente a Bélgica lo convirtió de un rebote Gonzalo Higuaín.
Nada de esto, sin embargo, es reprochable. Argentina no tiene un gran equipo, su juego de conjunto es deficiente y Messi a veces parece jugar agotado: es el jugador de campo que menos kilómetros ha recorrido de todos los que participaron en el Mundial.
Pero Argentina tiene espíritu. No se dobla ante las adversidades, sino que toma fuerza de ellas. Saca el pecho cuando hay que hacerlo, cree en ella mas que cualquiera y de una tragedia para el espectáculo, crea una historia de amor con su afición fidelísima.
El dato que continúa vigente es que Argentina no ha perdido nunca una Semifinal. Cuando llega a ella, la ha ganado aunque en el partido final ha corrido con diferente suerte. En penales, habiendo quedado fuera alguna vez -viene a la mente Alemania 2006 ante los anfitriones- suele avanzar.
El partido del domingo es desigual. Alemania es un equipo más dotado, potente y estructurado que Argentina. No tiene un as como Messi pero posee el talento repartido en un plantel con varios jugadores de cinco estrellas. No parecería qua a la albiceleste le bastará con el esfuerzo y el orgullo. Malas noticias serían esas para el futbol.
Ninguna historia se escribe antes del punto final. Solo un favor: que sea un buen partido, digno de una Final y alejado de la caricatura de ayer.
Con el reconocimiento por el paso argentino. Con la pena de un espectáculo miserable. El Mundial debe cerrar de una manera decorosa.
fjgonzalez@reforma.com
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