Cuando se pensaba que le iba a suceder lo mismo que en los dos torneos mundialistas anteriores, en los que sólo había arbitrado dos juegos en la Fase de Grupos y lo habían regresado, la Comisión de Árbitros de la FIFA recurre a uno de los cuatro silbantes que repitió del torneo pasado (Howard Webb, Yuichi Nishimura, Ravshan Irmatov y Marco Rodríguez) y le da al mexicano una de las dos
Semifinales: Brasil-Alemania, lo cual le deberá propiciar una gran alegría y satisfacción, ya que dada la forma de designar de su comisión, en donde ha roto un sinnúmero de normas o costumbres, ahora Marco debe sentirse muy orgulloso.
Esperemos que lo disfrute, y por qué no decirlo, que lo goce, recordando que es importante que no se sienta infalible o iluminado, pero también deseándole que no haya ninguna jugada dividida, y que si se presentara que sea lo más apegado a la regla y que no lo tome mal colocado.
Por último, desde aquí le decimos aquella frase de: "arbitrar es pensar".