Convivencia y tolerancia

Félix Fernández
en CANCHA


Ni muy valientes ni muy valentones, ni muy populares ni muy populacheros... ni muy patriotas ni muy patrioteros. En la justa medida la pasión, la euforia y la defensa de los colores.

Convivir es nuestro mayor reto, tolerar otras formas de pensar nuestro mayor sacrificio.

Desde que me mudé, hace ya varios años, a una ciudad multicultural, multirracial y muy cosmopolita, he sido

testigo de discrepancias desbordadas que finalizan en violencia dentro del campo de juego.

El insulto a la nacionalidad es una reacción casi inmediata una vez que existe contacto físico brusco en demasía o problemas de comunicación entre jugadores del mismo equipo. La agresión es el desenlace que muchos justifican por tratarse de algo tan sensible como la patria.

Si me lo platicaban no lo creía, pero he visto peleas que, incluso, terminan en arrestos por meterse con la nacionalidad, por palabras con diferente significado o por el tono y manera de decir las cosas en nuestros distintos países.

Quienes trabajamos en medios de comunicación y nos corresponde analizar a las diferentes selecciones recibimos fuertes agresiones en redes sociales como si fuéramos malos amantes: nuestro pecado es decir lo que el otro no quiere escuchar.

Censurar la mordida de Luis Suárez indigna a uruguayos, limitar el potencial de Argentina a la genialidad de Messi (como ha sido en buena medida) desata coraje en argentinos, incluso, destacar a Costa Rica como gran sorpresa ofende a muchos ticos.

No, señores. El analista no tiene ningún derecho ni autoridad para criticar a un país y mucho menos a su gente, pero está capacitado (o al menos debe estarlo) para cuestionar futbolísticamente (ojo: ¡futbolísticamente!) a una selección, propia o ajena.

Si acaso tiene el desatino de meterse con su gente o sus símbolos, que le cueste muy caro, carísimo; pero si su crítica se basa y limita al funcionamiento futbolístico y decisiones en la cancha (o la banca), puede gustar o no, pero esa sí es su labor y para eso ha sido contratado.

Referirse al país para hablar de su representativo de futbol no incluye a la nación y mucho menos a quienes ostentan esa nacionalidad, algo que urgentemente debe corregirse.

La Copa del Mundo es un excelente pretexto para desarrollar convivencia y tolerancia a todos niveles: en calles, en estadios, bares y, por supuesto, redes sociales.

No vale la pena hacerse los valentones ni los populacheros y mucho menos patrioteros.

Seamos tolerantes y aprendamos a convivir con nuestros colores, los del vecino y quienes nos topamos en redes sociales.

La Copa del Mundo es una excelente oportunidad para llevarlo a cabo.

 
ffernandez@reforma.com
@Felixatlante12