En el deporte se comete con frecuencia un error básico: se hacen juicios definitivos sobre situaciones temporales.
Hay equipos de futbol que no tienen la calidad para competir, carecen de fundamentos. Otros sí los tienen, pero dependen del momento en que se encuentren.
Hace algunos meses daba cierta pena llegar a una reunión y contestar a los nuevos conocidos: "soy comentarista de
futbol" cuando otros se presentaban como abogados, contadores, médicos, arquitectos, ajiotistas, vendedores de mercancía pirata y profesiones en general más cotizadas que la de uno.
Quienes pasamos por ese trance recibimos mas burlas que el "Maza", el "Chepo" y el "Chicharito": éramos los blancos de la ira que los invitados tenían a la mano.
No se nos ocurriera contestar que Costa Rica era buen equipo, que Estados Unidos había crecido muchísimo y ya tenía buena Liga, que ir a Centroamérica a jugar se había complicado toda la vida.
Todo sonaba a excusa, a defensa a ciegas. Como sucede con las mentiras, pasa con las verdades de los demás: de tanto repetirlas nos las acabamos creyendo.
No hay nada como el tiempo para que la perspectiva nos de explicaciones sobre el pasado. Ya que pasó la tormenta, ya que todos tenemos la ropa seca y el peinado en su sitio, volvemos a ser sabios con memoria corta.
México hoy tiene una Selección que nos llena de orgullo y optimismo. Revisamos en CANCHA del martes que el 77 por ciento de los encuestados opina que el Tri -perdón, maestro Lora, ¿qué le vamos a hacer si así se llama?- vencerá a los holandeses.
Los aficionados que acompañan al equipo en Brasil ya hacen cuentas para ver cómo le hacen para quedarse a las Semifinales porque a Costa Rica o a Grecia, "seguro les ganamos".
O sea que México no era malo. Estaba mal. Ni tal vez ahora será tan bueno. Anda bien, eso sí.
La virtud del mexicano es que ha creído en sí mismo, se encontró en el momento más inesperado como si fuera película de súper héroes, y hoy nos entusiasma a todos.
Incluyendo, claro, a aquellos que en su momento tuvieron autoridad para desacreditarlo todo y pedir que rodaran todas las cabezas posibles. Hasta la que me permite escribir en este momento.
A Holanda, jugando como México lo ha hecho, se le podrá competir este domingo.
Un equipo embalado es capaz de cualquier cosa y este es el caso... hasta que se demuestre lo contrario porque -en lo dicho- todo momento en el deporte, dorado o macabro, es temporal.
Busco en Brasil alguna convención científica, de artistas o de grandes financieros. Sólo para colarme un minuto y decirles que soy comentaristas deportivo mexicano y que estoy orgulloso de serlo... hasta nuevo aviso.
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