De fiesta en Recife

EL TAPATÍO ERRANTE / Diego Milán
en CANCHA


Pues no sé ni de donde saqué fuerzas después de la crudota que me provocó la cachaza, pero me alegro que decidimos salir de vida nocturna.

Del hotel salimos tardísimo y llegamos casi a las 23:00 horas a Recife. Nos habían recomendado un antro que se llama Pink Elephant, pero cuando llegamos era un hervidero de gente que ni comprando botella o tratando de buscar una mesa era posible entrar,

la espera era mínimo de 30 a 40 minutos, por lo que mejor decidimos irnos a otro lado.

Terminamos yendo al U.K. que dizque porque ahí había música en inglés.

Nada más lejos de la realidad, había un grupo en vivo de música brasileira, hasta eso bastante versátil.

De regreso al hotel nos tocó un taxista que lo último que tenía en la vida era prisa. Hicimos casi 2 horas de camino y cuando llegamos al hotel ya era totalmente de día. Mal augurio pues hoy queríamos regresar a Recife aproximadamente a las 10:00 horas para llegar con tiempo al estadio a ver el partido de Italia vs. Costa Rica.

Peor estuvo la cosa pues nos quedamos todos dormidos y finalmente Hans todo asustado me despertó como a las 10:30 horas. Nos levantamos como zombies, nos dimos un regaderazo express y ahora tuvimos tan buena suerte que el chofer era descendiente directo de Emerson Fittipaldi o admirador de Ayrton Senna.

No sólo venía hecho la mocha, sino que se metía cual vacuno tapatío en sus peores días. El resultado fue formidable, alcanzamos a llegar al estadio incluso con casi una hora de anticipación.

El resultado sorprendente de Costa Rica sobre Italia provocó un ambiente de fiesta sin igual. Tanto brasileños como mexicanos (que para variar siempre somos un montón) cantando y apoyando a los ticos. Y no es para menos luego de vencer a Uruguay e Italia consecutivamente.

La parte cómica de hoy la proporcionó un brasileño que se nos acercó afuera del estadio proponiéndonos cambiar a Julio César por Ochoa. La verdad es que todo un tema por acá. Cada brasileño con el que se toca el tema, invariablemente hace mención a nuestro héroe bajo los 3 palos.

De regreso pues ni modo, a utilizar el transporte colectivo que si bien está relativamente bien organizado, la verdad es que resulta lento para tanta gente.

Decidimos venirnos hasta el centro de Recife en el metro para acá tomar un taxi. Repetimos la cena en el Spettus de Boa Viagem que es una churrascaría de espadas. Bastante rico. Sólo que ahora sí estos siguen con ganas de antro, mi cuerpecito va a decir que no pues ya traigo la garganta hecha pomada y el cuerpo cortado por tan pocas horas de sueño y tantos cambios de clima.

 
@hungaro_camara