La gloria se improvisa

Juan Villoro
en CANCHA


El periodismo profético no tiene sentido porque la realidad es incalculable todos los días. Esto se acentúa en una actividad cuyos dioses están nerviosos: el futbol.

¿Quién podía imaginar que España perdería 5 a 1 ante Holanda y Memo Ochoa se convertiría en el desempleado más exitoso del planeta?

Uno de los axiomas del futbol es que los expertos vaticinan peor que las abuelitas que

jamás han visto un partido. El gran oráculo de este deporte ha sido el pulpo "Paul", que en 2006 predijo los resultados de la Selección alemana. Ni siquiera este profeta podría haber anticipado a Ochoa en su tarde de Fortaleza. El portero que llegó al Mundial sin equipo transformó el partido en una brillante solicitud de empleo.

Si pudiéramos pronosticar sucesos, Pepe entraría a la cancha con tarjeta amarilla. Ante Alemania mostró que su violencia era una de las pocas cosas predecibles de Brasil 2014.

Lo más extraño ha sido lo de España. En los últimos seis años había llevado a sus vitrinas dos Copas de Europa y una Copa del Mundo, pero antes de que los locutores aprendieran a pronunciar "Azpilicueta" recibió siete goles y sólo fue capaz de anotar un penalti inventado por el árbitro.

De vez en cuando las Selecciones son espejo de sus sociedades. En la España de las prejubilaciones y la abdicación del Rey, los monarcas del futbol se sometieron a un retiro anticipado.

Chile venía precedida de estupendos partidos amistosos contra Inglaterra y Alemania; sin embargo, el entusiasmo de sus hinchas era interpretado como un efecto secundario del pisco sour. ¿De veras tenían tan buen equipo? Ante España mostraron que su delirio es una forma de la realidad. ¡Chile es el Barcelona en cámara rápida! Su primer gol fue una triangulación de trepidante exactitud y el segundo una oda elemental al punterazo.

América Latina tiene motivos para estar contenta pero pocas cosas alarman tanto como nuestra alegría.

Tal vez porque la letra de su himno dice "¡Oh, júbilo inmortal!", algunos colombianos asumen la dicha como un viaje a la eternidad. Después del triunfo ante Grecia, hubo nueve muertos en el país del inolvidable Escobar, asesinado en 1994.

Un centenar de chilenos arrasaron las oficinas de prensa y los mexicanos han sido amenazados con sanciones por el grito homofóbico con que acompañan los despejes del portero rival: "¡...uuuuuuto!".

La algarabía latinoamericana puede llevar a la cárcel, la multa o el más allá.

Imposible predecir los próximos partidos. Sólo sabemos que, fieles a sus raíces, los equipos de América Latina demostrarán que la historia es una rama de la improvisación.