Desorden y comilona

EL TAPATÍO ERRANTE / Diego Milán
en CANCHA


Pues si alguien pensó que la terrible organización de la agencia de viajes de Javier Escobedo era algo temporal o casualidad, definitivamente se equivocó.

Resulta ser que luego del empate entre Brasil y México nos hicieron salir casi corriendo del estadio para subirnos al autobús que nos llevaría al aeropuerto. Llegamos al aeropuerto como a las 19:30 horas ¡pero el vuelo salía hasta la

1:20 de la madrugada!

Los pases de abordar por supuesto que ni se les ocurrió solicitarlos con anticipación, pues de hecho los angelitos se fueron todos al estadio como si anduvieran de vacaciones igual que nosotros.

Para acabarla de fregar, el sistema de la aerolínea con la que volamos no desplegaba el nombre de los pasajeros con tanta anticipación, por lo que creamos un caos en el mostrador de documentación.

Seguro le arruinamos el viaje a algún brasileño o cualquier otro extranjero que pretendiera volar a otro destino, pues los 250 mexicanos inconformes y sin saber qué estaba sucediendo abarrotamos las filas de espera.

No fue sino hasta tres horas después que el líder del grupo en el que venimos se le plantó a un lado al organizador con nuestros pasaportes, para asegurarse que obtendríamos nuestra documentación de embarque a tiempo y sin problemas.

Nosotros, mientras tanto, aprovechamos para ir a cenar a una churrascaría en donde el concepto es un tanto distinto que el sistema de espadas. En ésta lo peculiar es que las órdenes son de a kilo. Sólo pedimos tres órdenes, arroz, frijoles y ensalada... y sobró comida como si fuera orgía romana.

No hay queja contra la calidad, sin embargo, nos pareció un abuso que nos dejaran pedir tantos alimentos.

Finalmente regresamos al aeropuerto y, entre el vuelo y el traslado de Recife a Porto de Galinhas, que es donde se encuentra nuestro hotel, completamos 42 horas sin bañarnos ni dormir.

Por eso ayer fue un día netamente futbolero de ver juegos por televisión.

Lo irónico de todo esto es que si México llegara a pasar a Octavos, mis boletos son para los juegos de Río de Janeiro y Sao Paulo, mientras que México jugaría en Recife. El de sede y boletos lo veo prácticamente imposible. Me tendré que buscar un buen bar o de plano el Fan Fest más cercano.

 
 
@hungaro_camara