Con esta felicidad que nos empapa ya casi se me olvidaban todas las peripecias que pasamos el día de hoy.
Comenzando con que aterrizamos anoche (lunes), pues resulta que el vuelo que nos tenían reservado no era a las 6:00 horas, ni la levantada a las 5:00 horas.
Felicidades a la pésima organización, siempre todo a última hora de nuestra brillante agencia. Saludos, Javier Escobedo:
la porra te saluda.
Me tocó volar junto a los papás de Javier Aquino. Es padrísimo platicar personalmente con alguien tan orgulloso de su hijo, con todo y que Aquino difícilmente va a jugar, la sonrisa sobre todo de su mamá no se va a borrar como en 40 días.
Llegamos pues a Fortaleza, nos subieron a los camiones turísticos y nos llevaron a una zona de comida tipo Janitzio o Chiapa de Corzo antes de subir a las lanchas para el Cañón del Sumidero.
La diferencia es que la comida era a base de Tapiocas o tortas bastante simples como la que me comí el otro día en Natal. Difícilmente hay salsita o algo que le dé algo de sabor adicional.
El tema es que el no dormir y estar encerrado 3 horas en un camión provoca la suficiente hambre como para conformarse con lo que sea. Hubo finalmente la señal de que ya teníamos los boletos, pero la entrega tomó otras 2 horas y a más de alguno ya le daban ganas de partirle su mandarina en gajos a los organizadores.
La agonía terminó y nos repartieron los boletos, evidentemente no eran de hospitality, pero nos topamos con la sorpresa adicional que estaríamos todos dispersos por el estadio.
Hans, Marco y yo estuvimos juntos y el camino del camión a nuestros lugares del estadio nos tomó literalmente más de 2 horas y media derivado de las 435 mil 724 fotos que tanto mexicanos como brasileños se quisieron sacar con nosotros, todos nos felicitaban por la puntada del disfraz tan original, que modestia aparte fue la sensación. Apenas y nos logramos sentar en nuestros lugares a lo mucho 10 minutos antes de la ceremonia de los himnos.
En el partido sin lugar a dudas el héroe fue Memo Ochoa. Bien lo había yo dicho, estando en un equipo tan malo como el Ajaccio y acostumbrándose a que le apedreen el rancho todos los días a cualquiera se le agudizan los reflejos y hoy demostró que está pasando por un gran momento.
Afortunadamente el partido terminó en empate pues estábamos totalmente rodeados de brasileños, algunos de ellos bastante mala copas, pero que al final incluso los más nefastos nos dieron la mano y confirmaron unánimemente "bom jogo".
@hungaro_camara