Que siga la gracia

Francisco Javier González
en CANCHA


A la Selección no le puede tocar un rival más duro, aunque ya no lo enfrentará con las dudas que trajo al Mundial.

El equipo anfitrión ganó su primer partido sin convencer demasiado por lo que se mantiene fiel a su costumbre histórica: Brasil es una selección que tarda en tomar vuelo y siempre es mejor conforme avanza el torneo. Juega muy bien a ratos, y en otros desaparece del campo,

aunque mantiene siempre su enorme capacidad instalada que utiliza cuando se requiere.

Neymar es el nombre más escuchado en estas tierras. No es de dudarse que así como aparece en los diarios, la televisión y las charlas en la calle; así como su figura luce en cajas de cereal, pastas de dientes y galletas de chocolate, sea el más empleado en los registros civiles brasileños. Es la figura del momento.

El scratch tiene la presión del anfitrión favorito y pondrá a prueba sus armas para tomar con naturalidad ese papel que le ha concedido la historia por su calidad.

México, mañana en Fortaleza, tiene poco que perder. Si cae frente a los brasileños, mientras sea con dignidad y manteniendo la figura, habrá correspondido a la lógica de la tabla internacional de pesos y medidas.

Pero el Tri, que mostró una cara frente a Camerún diferente a la de los partidos de preparación en los que -insisto- careció de chiste, se conectó y mostró las cualidades que parecía haber perdido: solidaridad, sentido de juego, valentía, mentalidad. Por fin tuvo forma y fondo.

Las virtudes del adversario podrán ser puestas bajo sospecha. Camerún es una selección de dudosa calidad, lo que en un par de juegos habrá de ratificarse o desmentirse. En Yaoundé la prensa hablaba desde antes del Mundial del peor equipo que hayan enviado a cualquiera de los que han jugado.

Como ese es problema de ellos, la buena noticia mexicana es que se encontró en el campo. A Fortaleza para enfrentar a Brasil llega con más confianza, mejor futbol, una alineación que ganó la repetición... y tres puntos en la bolsa que no garantizan nada pero si ayudan a pensar en un futuro.

México dio un sólo buen partido en 2010 (contra Francia), 2006 (Argentina) y le ha costado trabajo ser consistente en sus actuaciones.

¿Presionará a Brasil en la salida? ¿Cómo se comportarán Paul Aguilar y Miguel Layún frente a Dani Alves y Marcelo, titulares en dos de los clubes mas poderosos del planeta? ¿A quién le tocará en su zona la marca a Neymar y la de Oscar, tanto o más peligroso que aquel?

El deseo es que se mantenga la gracia del seleccionado mexicano. Que mantenga la buena compostura mostrada en el debut... y que le arranque algo a un Brasil que no duerme tranquilo cuando piensa en el rival de color verde.

 
 
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