¡Hola! Mi nombre es Diego Milán, soy tapatío y un viajero deportivo desde 1992. Aficionado a muchos deportes y a la música. Durante estos años he asistido a 21 finales de Primera División, varios juegos de NFL, MLB y con Brasil 2014 completaré ya mi cuarto mundial.
A partir de hoy, les estaré contando mi travesía en esta Copa del Mundo, pero como aficionado común, sin acreditaciones de
prensa ni ningún otro privilegio.
Hoy fue un día intenso. Aterrizamos a las 6 de la mañana luego de un vuelo de 10 horas pesadísimo, incómodo y sin escalas. Una vez llegando a la ciudad de Recife y, entre que pasamos aduana todos los del grupo, nos organizamos a subirnos al camión.
El tráfico es terrible y para salir de la ciudad rumbo a nuestro hotel se nos fue media mañana. No dormí nada en el vuelo y mi pila estuvo en reserva casi todo el día.
Afortunadamente el hotel está bastante bueno, pero casi 80 minutos distante de cualquier fiesta civilizada.
Fue por eso que decidimos irnos al Fan Fest en Recife para ver el juego inaugural. Muy divertido, los brasileños amables y bien organizados. Obvio que con todo y el robo arbitral, ellos terminaron felices, pero de todo corazón espero que no sea la tónica de este mundial.
Algo que me tranquiliza enormemente es que las noticias que se concentran en torno al repudio al Mundial no es ni el 0.1 por ciento del sentir de la población. La gente está contenta y lo demuestra con hospitalidad y buen humor.
Nunca había asistido a un Fan Fest, sólo los había visto por televisión y honestamente pensé que eran menos divertidos. La gente estuvo de fiesta, cantando, acoplándose a los juegos que se organizaron y en general con muy buena vibra. Eso sí, el calor estaba fuerte.
Los baños para los hombres eran muy peculiares y, por su poca intimidad, se prestaban para las bromas de los mexicanos; bueno, siempre será mejor eso a tener que buscar una esquinita.
En nuestro grupo íbamos 15 paisanos y, como siempre sucede, ya estando allá nos encontramos a un montón de mexicanos de todas las latitudes, algunos incluso que ya tienen varios meses por acá trabajando de lo que sea con tal de participar en esta fiesta de la humanidad.
En nuestro grupo hubo más de alguno que se le pasaron las cucharadas y los tuvimos que esperar durante muchísimo tiempo, lo que en particular resulta incómodo pues este viernes nos tendremos que levantar a las 3:00 de la madrugada para irnos a Natal y presenciar el partido contra Camerún.
El aspecto positivo sin lugar a dudas es que si algo va a tener esta copa es calor humano.
¡Nos seguimos leyendo!
@hungaro_camara