Subirán las ventas de los restaurantes, se meterán televisores a los salones de clase, se modificarán los horarios laborales, se bloquearán los teléfonos celulares a la hora de las conversaciones voluminosas en Redes Sociales.
Las horas en las que México juegue, poblaciones y ciudades enteras se paralizarán; en gran parte del mundo, también. A nadie la va la vida en esto, ni a México con
problemas y soluciones detenidas, pero son días reconfortantes, de desahogo y celebración.
¿De verás hay todavía quienes suponen que entre tanta gozadera futbolera, a la población se le puede engañar con sus problemas y realidades?
Creo que ese México dejó de existir hace algunas décadas, cuándo menos eso quiero pensar. Claro que todo mundo volverá a su productiva o improductiva vida y realidad a mediados de julio, pero no tiene nada que ver en sus causas, cuatro semanas del enfrentamiento entre naciones más voluminoso del mundo.
Así se organizaron y transcurrieron muchas ediciones de Juegos Olímpicos en el origen.
"Viene la gran repartición de pan y circo", dicen algunos. No, la suerte está echada hace tiempo en muchos aspectos. Legislar o no legislar en estas fechas, es el dilema. Dicen. ¿Será? ¿El desenlace sería otro en otras fechas? ¿Seguimos siendo tan dispersos?
Bueno, pues por allá, solo hay, a mí entender, cuatro equipos llamados a ser verdaderos candidatos a coronarse: Brasil, Argentina, Alemania y España. Puede ser que esté cometiendo una imprudencia con los siempre competitivos italianos. Tomo el riesgo.
Entiendo que será un Mundial que pueda favorecer, por altitudes, climas y circunstancias logísticas, a los equipos latinoamericanos, mucho más acostumbrados a combatir en esas circunstancias, que para algunos europeos que se van a derretir en ciertas canchas y a cansar con algunas distancias e inconvenientes.
Para México, sólo hay una petición: ni un paso hacia atrás en el prestigio que se ha obtenido gradualmente desde el Mundial del 94. Espíritu guerrero ilimitado, solidaridad con inteligencia emocional, jugar como bloque, y confiar en una nueva mentalidad que ya no da por hecho la fatalidad como parte de nuestro ADN. Da la impresión, que como sea, lo que dejará a la crítica y afición en paz consigo misma, sería el pase a Octavos; quedar fuera de esa ronda, aunque se haya competido con cabal dignidad, parece, no será tolerado.
A quien usted hace el favor de leer, le interesa más que la Selección, llegue a donde llegue, ponga a prueba el techo de su calidad como equipo y la plenitud individual de cada jugador al límite. Para lo que alcance.
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