A 15 días del primer partido contra Camerún en el arranque de la Copa del Mundo (un torneo serio, el más serio para todas las naciones que quieren mostrar cada cuatro años el avance de su nivel futbolístico), la Selección Mexicana y sobre todo su entrenador se han distinguido por su intensa participación en redes sociales.
Cuando Miguel Herrera no entrena o no graba comerciales para las
dos cadenas de televisión que tienen los derechos del Tri, aparece en revistas de espectáculos celebrando cumpleaños, o se toma selfies, o se arroja en paracaídas, o se presenta en un estadio de beisbol, o aparece en promociones en Estados Unidos.
Ya entrados en la moda de las celebridades de las redes sociales, los jugadores han imitado a su DT y están siendo tan prolíficos en selfies como Herrera.
Esto puede interpretarse de dos formas: uno, la Selección ha conformado un grupazo humano donde todos son felices y lo manifiestan tomándose fotos para reflejar el buen ambiente; o dos, los jugadores se han contagiado de la frivolidad de su técnico y hay un cierto grado de insensatez en la conducta grupal.
Winston Churchill decía que "un optimista ve una oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad".
Se podría pensar que, como capitán del barco que está a punto de zarpar, Herrera quiere relajar el ambiente, llenar al grupo de buena vibra y establecer la meta máxima de ir a Brasil para disputar y ganar la Copa del Mundo.
No hay antecedente histórico que permita pensar que México llegará a la Final y ganará la copa. Pero tampoco se había ganado una medalla olímpica y el equipo mexicano fue a Londres en 2012 para regresar con la de oro, tras vencer en la Final a Brasil en Wembley.
La mayor responsabilidad del grupo actual la tienen los directivos y el entrenador. El presidente de la FMF, Justino Compeán, y los mandones en la Comisión de Selecciones Nacionales, Ricardo Peláez y Héctor González Iñárritu, tienen que estar atentos a las necesidades del grupo, pero también a la conducta de jugadores y cuerpo técnico. Armar un buen ambiente no significa relajar la concentración. Y la frivolidad podría desviar el objetivo de seriedad ante el compromiso que se avecina. Camerún, Brasil y Croacia están trabajando de otra forma. Ni mejor ni peor. Simples formas diferentes, ante la proximidad del máximo evento.
Cuestión de enfoques y de percepción. Unos dirán que el "Piojo" es auténtico, es neta. Y que no es frívolo, sino inteligente. Otros pensarán que actúa como si esto fuese una broma y no un evento de esta magnitud.
George Bernard Shaw decía sobre estas polaridades humanas: "Algunas personas miran al mundo y dicen ¿por qué?; otras miran al mundo y dicen ¿por qué no?".
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