¿Y Carlo?

Mario Castillejos
en CANCHA


"Yo no tengo ídolos. Tengo admiración por el trabajo, la dedicación y la competencia".

Ayrton Senna
 

Al finalizar el partido en Lisboa se habló mucho del error de Íker Casillas, del cabezazo inmaculado de Sergio Ramos al minuto 93, de la temporada a la usanza argentina que tuvo al Atlético de Madrid con una mano sobre la "Orejona", del vulgar gesto de Varane y la reacción

de Simeone que manchó la Final.

Del majestuoso lance de Di María sobre Juanfran que terminó aprovechando Bale, del exagerado striptease de Cristiano Ronaldo, originado -tal vez- por la urgencia de cristalizar sus estadísticas en títulos que, sin pretexto, les abran las puertas del restringido club de las leyendas.

Y a manera de colofón, el futbol también nos regaló la imagen de otro inmortal -Íker Casillas- levantando el trofeo más codiciado por los mejores clubes de Europa.

Pero después de escudriñar las dos horas y fracción de juego, muy poco, o casi nada, se ha dicho del técnico italiano que ahora se convierte en uno de los dos entrenadores en ganar tres Champions.

Carlo Ancelotti, antes de tener en sus manos la "Décima" para el Real Madrid, a parte de contar con dos de estos trofeos dirigiendo al Milán, también se había proclamado monarca de Europa como jugador en 1989, derrotando al Estrella de Bucarest y, un años después, al Benfica de Portugal cuando era jugador de Arrigo Sacchi, junto a Paolo Maldini, Costacurta, Van Basten y Gullit.

Sólo Bob Paisley había conseguido tres Champions como técnico; las tres con el Liverpool, en 1977, 1978 y 1981, mismo equipo que anecdóticamente conseguiría su última Champions en la Final del 2005 sobre el Milán que ya dirigía Ancelotti.

Y mientras que de aquel lado del charco el Barcelona pone transferible a Alexis Sánchez o una figura con 16 temporadas en el club como Xavi Hernández y el Chelsea hace lo mismo con un Eto'o de 33 años, Lampard y Ashley Cole, acá muchos se extrañan porque Lucas Lobos está en venta.

Entiendo perfectamente que el estatus de moneda de cambio humilla, degrada y ofende a cualquier individuo, pero también debemos recordar que, en el futbol, si no fuera por estas denigrantes transacciones, al jugador de excelencia se le dificultaría aún más ganar fortunas.

Y así como Lobos llegó hace seis años por un colega que vendieron o desecharon, en apego al ciclo de la profesión, ahora es a él a quién le toca marcharse.

Como padre, esposo, amigo y futbolista, a Lucas sólo podemos darle un 100 de calificación. ¿No cree usted?

PD: Y del Monterrey, diría Mario Benedetti: "Me gusta la gente que al aceptar sus errores se esfuerza genuinamente para no volverlos a cometer".

Lo escrito, escrito está.

 
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