El Pachuca y el León ofrecieron el pasado jueves un magnífico "primer tiempo" de la Gran Final, y se disponen a brindar mañana una segunda parte de similar nivel.
Sobre todo por lo que hizo el Pachuca, por la inteligente y ambiciosa postura que asumió, el espectáculo futbolístico exhibido estuvo plenamente acorde con lo que se espera de esa última instancia en la que se pelea por un
título.
Al margen de la nociva multipropiedad (censurable por la inequidad de condiciones que genera entre los 18 competidores), tanto el Pachuca como el León confirmaron estar tan bien dirigidos desde la banca como durante varios años lo han estado desde la mesa.
Y confirmaron, también, que la definición del próximo campeón del futbol mexicano se dirimirá, como debe ser, exclusivamente en la cancha.
Mientras estos dos finalistas lo dirimen, otros equipos se adaptan como pueden a su propia y respectiva realidad.
En el América, quién sabe si con el afán de restarle reflectores a los que sí supieron avanzar más allá de los Cuartos de Final, después de anunciarse la contratación de Oribe Peralta se difunde una inoportuna lista de transferibles que incluye a seleccionados nacionales.
La recién ascendida UdeG busca aprovechar al máximo el poco tiempo que tiene para conformar un equipo de Primera realmente competitivo, el Atlas trata de armar un conjunto capaz de aspirar a algo más que no descender, y en las urgidas Chivas ni siquiera saben cómo ni con quién reforzarse para luchar por su permanencia.
Los Pumas, los Tigres, el Toluca, los Xolos, el Santos-Laguna y el Cruz Azul apuestan convencidos por su mismo director técnico, el Monterrey se tarda y termina por "apostar" por el único que le quedó cuando se le cayeron las demás apuestas, el Puebla busca en Cuauhtémoc Blanco un poco de lo mucho que tuvo, y el Querétaro sigue a la espera de saber qué va a pasar con el equipo entero.
Y quienes preferimos el futbol que se juega en la cancha, sólo esperamos que mañana el Pachuca juegue en la suya tan bien como lo hizo el pasado jueves en la del León, y que éste eleve en la vuelta el rendimiento como estaba haciéndolo antes de toparse en la ida con los sorprendentes Tuzos.
Así, por lo menos, cerrará con broche de oro este torneo de latón plagado de equipos que nada más enseñaron el cobre.
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