Como caído del cielo

Homero Fernández
en CANCHA


BARCELONA.- Acostumbrados hasta hace poco a que su equipo ganara títulos derrochando una forma de jugar propia de videojuegos, los seguidores del Barcelona todavía parecen sorprendidos por la manera en que les llegó la opción de quedarse con la Liga española.

Aunque intentarán convertir hoy la localía del Camp Nou en uno de los factores que inclinen la balanza, en caso de un final que no

les favorezca reservan el aplauso unánime para el Atlético, también archirrival del Real Madrid.

El ambiente que primó en la prensa especializada y los circuitos catalanes en los días previos fue de extrema cautela. No necesariamente tiene que ver con el carácter poco optimista del prototipo catalán sino con una verdad estadística: en cinco partidos el Barcelona no ha sido capaz de derrotar al equipo de Simeone.

Agregado a esta racha de impotencia deportiva, está la seguidilla de bajos desempeños ante rivales más débiles. En el anterior juego tenían la obligación de ganarle al Elche para conservar su posibilidad de pelear el campeonato, pero sólo pudieron arrancar un empate.

Tratando de revivir sus opciones (y de animar a los seguidores), el capitán blaugrana Xavi Hernández ha salido a decir que después de la caída ante el Getafe habían "tirado la toalla antes de tiempo". Nadie hubiera pensado que los tropezones de los equipos madridistas les devolverían la ilusión liguera.

Y la parte extradeportiva, que ha sido el talón de Aquiles de esta temporada culé, tampoco creó un ambiente propicio para el optimismo. Días antes se conoció un encuentro "secreto" entre la directiva y el entrenador del Celta, Luis Enrique, negociando la sucesión del "Tata" Martino. El argentino miró para otro lado sabiendo que no seguirá, mientras que voces dentro del Barsa dijeron a la prensa que sus métodos de entrenamiento habían sido tildados de arcaicos por algunos jugadores.

También bastante a destiempo con la instancia crucial, dos de sus capitanes y pilares de los recientes éxitos eligieron esta semana para despedirse del club: Víctor Valdés, que seguirá en otro equipo, y Carles Puyol (el emblema de la lucha culé) que se retira agobiado por las constantes lesiones.

En tiendas colchoneras todo parece más claramente enfocado. En ocho días se juegan dos campeonatos, la Liga y la Champions, ante los dos grandes. Están convencidos de que la garra y el sentido de equipo que los trajo hasta aquí les abrirán la puerta del éxito. Ganar cualquiera de ellos será un justo premio, quedarse sin ninguno un riesgo que cualquier equipo quisiera tomar.

Los hinchas blaugranas más fieles al modelo de Guardiola todavía meditan cómo podrían festejar un campeonato caído del cielo y por el cual, reconocen, ha hecho más méritos su rival de hoy.

 
 
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@MUNDODEPELOTA