Habrá ante todo ansiedad.
Siempre que alguien está pendiente de una lista para saber si en ella aparece su nombre, existe un cosquilleo en el ánimo.
Pese a las excepciones a la regla que marca gente como Carlos Vela, uno supone que los futbolistas mexicanos tienen desde que eran niños el sueño de asistir a una Copa del Mundo; al máximo escenario que puede albergar a un profesional
del balón.
Esa sensación la siente de otra manera el técnico. Quien tiene el derecho pero también la presión del error, de calcular mal su veredicto.
Siempre existe ese riesgo y también suele aparecer en una convocatoria mundialista algún polizonte que se sube de última hora y un consagrado que le deja su sitio en el avión.
A través de los últimos meses es mayor la confianza que contagia el técnico que la emanada del equipo. Es mejor la disposición y soltura del entrenador que el momento de sus posibles jugadores.
América, de donde sale Herrera para atender una situación de emergencia, tiene jugadores en mal momento pero conocidos por el técnico. Una de las dudas en la lista consiste en saber si el dogma de fe es más importante que el momento. Si en las pocas semanas que faltan para debutar contra Camerún se puede enderezar un desempeño tan torcido en lo individual y lo colectivo.
Una publicación inglesa presentó recientemente entrevistas con los 32 equipos participantes. Hubo una opinión casi unánime: quienes no hayan tenido actividad constante con sus equipos, por buenos que sean, no deben esperar la convocatoria. En México, seguro, la impresión será diferente.
Se puede pensar con razón que no hay mucho margen para que la lista que se presentará mañana nos vaya a cortar la respiración: no hay para donde moverse demasiado.
Si está o no Marco Fabián. El portero que se queda en casa. Si algún europeo queda fuera.
Igual que cuando se abre el mercado, la cercanía de la publicación de una lista de convocados para un Mundial se presta a la especulación. Hay quien se quiere pasar de sabio y enterado. Hay quien mejor aguarda. Pero todos imaginamos quienes podrían estar anotados en el cuaderno del "Piojo". Alguna vez, en gran momento, quedaron fuera de una lista Carlos Hermosillo y Benjamín Galindo. En otra ocasión, José Antonio Noriega. Hace más tiempo, Alfredo Tena.
Palencia y Luis Hernández comieron banca porque había aparecido Jared.
Siempre hay algo que rompe la norma.
Veremos si Miguel Herrera, en una conferencia que nos hace recordar a un técnico que traía su lista apuntada en un papel de estraza, lo hace con más lujo y menos sorpresas.
Aunque a pesar de que hubiera lógica, el debate siempre acecha.
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