¿Buen futbol al fin?

Francisco Javier González
en CANCHA


Transcurrida la última jornada no será extraño escuchar las mismas quejas de siempre: Esto es injusto y mediocre.

Desde la temporada 1970-71 el futbol mexicano decide a sus campeones de una manera distinta a casi cualquier parte del mundo: con una serie final adaptada del deporte de Estados Unidos hacia nuestra Liga.

Los ajustes que se han hecho en los 44 años transcurridos son

mínimos. Hoy califican ocho en lugar de dos, como fue al principio de los cuatro que obtuvieron boleto a partir de la 71-72.

La serie final nivela lo que la tabla de posiciones distingue diferente. Cada equipo entra en igualdad aparente de posibilidades despreciando con frecuencia la mayor calidad de algunos planteles que terminando en los primeros puestos quedan eliminados a la primera.

La esperanza de ver un mejor futbol a partir de este miércoles tiene sustento en el antecedente. Los equipos sí juegan de otra manera porque la recompensa por el triunfo es mucho mayor ahora.

Como todo en la vida hay pros y contras en cualquier cosa. Son evidentes unos y otros en la forma que ya hicimos como propia en nuestro campeonato.

Si existiera un comité que validara los boletos a la Liguilla, tal vez en torneos como éste, decidiría que en lugar de ocho entraran cuatro o tal vez los dos únicos que hicieron los méritos futbolísticos para pelear un campeonato.

Sin embargo, la meritocracia de nuestra Liga es absolutamente numérica. Y con esos elementos encontramos equipos listos para pelear que merecerían estar ya de vacaciones analizando la lista de errores que cometieron durante el semestre.

Hasta Chivas con su campaña para el olvido tenía posibilidades de colarse en el último partido de la jornada. Qué bueno que no se les dio el accidente que necesitaban para ganar. Hubieran sido carne de cañón porque no tienen las armas para competir.

Los equipos regios se ausentan de la fiesta por causas distintas, pero con el mismo resultado. Es decir, teniendo armas dejaron de usarlas por motivos misteriosos.

Que el León se haya metido es una recompensa a lo que por lo menos siempre han intentado: Jugar bien y agradar a la tribuna, su problema consistió en dividir su esfuerzo en dos torneos. Igual que lo hicieron Santos Laguna, Cruz Azul y Toluca, también presentes en la mesa de honor.

Cruz Azul y Toluca deberían ser los protagonistas de una serie final llena de actores de reparto. Nadie ha tenido los tamaños de Cementeros y Diablos ni en calidad ni en resultados.

Pero ya sabemos que en las Liguillas pasa cualquier cosa.

Que por lo menos el futbol sí sea mejor. Que la Liguilla sea el buen final de una película larga y tediosa.

 
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