El mismo castigo recibido por Tigres por no haber hecho adecuadamente las cosas ni fuera ni dentro de la cancha, ni en tiempo y forma, también fue aplicado al Monterrey, coincidentemente por los mismos motivos y ambos merecidos.
Mientras los Rayados veían por televisión cómo su esperanza de clasificar se desvanecía, un Estadio Universitario casi lleno soportando el tremendo calor de la
Sultana del Norte se despedía de una de las peores campañas de su equipo en los torneos cortos.
Sin aspiración alguna y con el mismo opaco futbol, los Tigres cumplieron con ganar, no hablo de agradar, ya que eso es otra historia, de hecho no me acuerdo haberlos visto agradar a su gente en este torneo.
La necesidad y la incapacidad del Atlas se enfrascaron en una lucha de dos rounds de 45 minutos.
En el primer tiempo, las necesidades los hicieron cobardes y jugaron a llevar el encuentro a una decisión de último minuto, con una jugada a balón parado o un error del adversario, pero el gol de Ayala y el silbatazo final los hicieron reaccionar.
Para el segundo tiempo intentaron hacer lo que deberían haber hecho desde el arranque: buscar la victoria, aunque fuera necesario correr riesgos, pero su incapacidad salió a flote mientras su objetivo se hundió y el único atractivo del encuentro terminó en nada.
Amigos, ayer se formalizó el fracaso de Tigres. Fueron necesarias unas cuantas jornadas para que nos diéramos cuenta que el futuro del equipo de Ferretti no se veía claro.
El fracaso de Monterrey está más que en trámite y hoy también se convertirá en una dura y triste realidad.
Hoy puedo repetir, con los números en mis manos, todo lo que yo he dicho mientras avanzaba el torneo.
El pobre futbol que ambos enseñaron desde el arranque de la Liga era el reflejo de la baja de juego de algunos jugadores importantes, inflexibilidad táctica y demasiado respeto a las jerarquías, tardanza en las tomas de decisiones y también en las malas decisiones en las contrataciones de los refuerzos.
Por supuesto que debe haber otros detalles que desconocemos, pero básicamente atribuyo a esos cinco puntos la debacle de los regios.
Ambos fracasos dejan un devastador castigo para sus seguidores que, según mi punto de vista, tienen por sus equipos un amor de madre, ¿y por qué de madre?, porque jamás castigan, jamás ven los defectos de sus hijos y los apoyan incondicionalmente.
Si por un lado eso se escucha muy tierno, según la cultura oriental, los hijos deben ser criados con un poco de hambre, un poco de frío y un poco de dolor.
No exageremos, creo que con un poco de exigencia bastaría.
@krek9
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