Un infierno para los fans
En estos días, apoyar al Toluca en casa es un auténtico infierno.
Además de tener que soplarse un traspíé más en una Final (lleva dos en dos años), como la que vivieron el miércoles ante el ex subcampeonísimo Cruz Azul, los aficionados rojos que rompieron su cochinito para comprarse un lugar de los supuestamente "premium" recibieron a cambio algo que
dista de valer lo que cuesta:
Nada más llegar a la tribuna de Sombra Preferente del Nemesio Diez, los fans del Diablo que pagaron 350 pesos se toparon con que las butacas están en el mejor de los casos con costras de polvo, y en el peor, tapizadas de excremento de paloma, una plaga que no han sabido o no han querido controlar en el vetusto inmueble, y bueeeeeno, luego de tenérselas que arreglar para limpiar los asientos, ninguno logró ponerse cómodo cuando les empezó a caer agua del techo, el cual está lleno de goteras.
Pero si creen que esto ya es un suplicio, espérense porque hay más: el que no llegó temprano, con todo y que pagó los 350 pesos igual que el resto, se quedó sin butaca y le tocó sentarse en las escaleras, lo que ocurrió el miércoles a más de 90 escarlatas que desde ahí lloraron el doloroso empate de su equipo, en una muestra clarita de que en la capital choricera todavía existe esa práctica dinosáurica de la sobreventa de entradas y el consecuente sobrecupo.
En Toluca se cansan de jactarse de ser un equipo grande, pero los títulos por sí solos no construyen la grandeza, ésta debe de tener cimientos, y los del estadio de los rojos, bueno, están llenos de goteras y heces de paloma.
Chileno a la vista
El que anda buscando casa en Guadalajara es el chileno Héctor Mancilla.
El delantero y goleador venido a menos ya estuvo en Atlas hace cuatro torneos y con 33 años quiere retomar el camino del gol.
Al ser naturalizado es probable que llegue al club rojinegro a ocupar el lugar de cierto delantero con esas características, que últimamente anda más preocupado por los bailes de banda que por anotar goles.
Eso sí, ya está más que apuntado Aldo Leao para vestirse de zorro, pero Tomás Boy tiene claro que si quiere jugar con el Atlas tendrá que ser de contención y no de volante ofensivo, como le gusta más al colombiano.
El todavía jugador del Morelia tampoco ocuparía plaza de extranjero, al estar ya naturalizado, y con las nuevas reglas de la Liga MX, con eso será suficiente para jugar como mexicano.
san.cadilla@reforma.com