Minuto 93. El balón viaja al área y Perea lo desvía. Corona reacciona con enormes reflejos. Velázquez, con la gloria servida en una bandeja de plata, la remacha a las nubes. La nueva pesadilla estaba a punto de suceder. La tragedia reeditada.
Cruz Azul pasó ese umbral que le ha mantenido cercano a la derrota de último momento. Al momento cómicamente adverso. Al chiste de cual es el colmo
de lo celeste, repetido tantas veces y en diferentes versiones durante años.
Y entonces Marco Rodríguez terminó el partido de una Final en la que no perdió quien la perdió ni ganó el que se quedó con el título.
Una Final en la que las cosas estuvieron tan parejas que todo lo definió el número de goles marcados como visitante. Toluca no marcó. Cruz Azul hizo uno.
Luis Fernando Tena, en su enésima etapa al frente de Cruz Azul, reivindica las decisiones para volver a ser contratado. Es un técnico que lleva la música por dentro. Parece que no se emociona, que pase lo que pase, como cantaba Julio Iglesias, la vida sigue igual. Pero que por dentro tiene una pasión por Cruz Azul que le debe quitar el sueño. Que aunque apenas se le desacomode la corbata en el festejo, hace erupción en una carrera que como las que se precian de serlo, ha tenido buenas, malas y regulares.
El valor de un torneo lo determinan los equipos que lo disputan. La Concachampions hasta hace algunos años era tan importante como ganarse una corcholata o como casarse en una kermés. A partir del Mundial de Clubes que suplió a la Copa Intercontinental que solamente disputaban los europeos y los sudamericanos, las cosas fueron diferentes.
Por eso es que Cruz Azul y Toluca pelearon tan ardorosamente en pos de este título. No solamente -que sería suficiente- adornará las vitrinas con un trofeo internacional, sino que da pasaje a algo mas importante todavía. Que los clubes mexicanos no hayan avanzado más de un paso en el Mundial de Clubes cada año, no quiere decir que siempre vaya a seguir sucediendo así. Ahí queda la esperanza.
Toluca fue duro, digno, feroz. Por eso las cosas se definieron hasta el último instante y mantuvieron a todo mundo al filo de la butaca.
La afición azul estará reconfortada, aunque no satisfecha: la materia pendiente desde diciembre de 1997 es la Liga. Esa sensación sí que tendrá que ser diferente.
La culminación del torneo regular determinará el liderato entre Cementeros y Diablos. Serían los equipos que merecerían jugar la Final.
Ganar la Copa MX del torneo pasado en penales y la de Concacaf con ese peligro de último minuto alejará varios fantasmas de las mentes azules. ¿Habrá espantado a los de la Liga?
Lo que sigue es prometedor.
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