Intensidad, actitud y huevos

Félix Fernández
en CANCHA


No hay punto de discusión en la declaración de Miguel Herrera, es lo mínimo que debe aparecer: "Haces cambios y modificaciones, después hay que ponerle huevos. Ellos los estaban poniendo y nosotros no, esto es un Clásico". Casualmente por la mañana del mismo día, Ricardo La Volpe fue presentado como técnico de Chivas y redundó sobre un concepto muy similar: intensidad y actitud. Prohibió, de

hecho, hacer mención a esas dos palabras que, según él, nadie le pudo definir en su primera charla ante los jugadores.

Y es que la intensidad, la actitud y "los huevos" deben ser un valor entendido dentro del futbol aunque, por sí solos, equivalen a una mesa sin patas.

Pocos partidos pueden ser tan claramente divididos en dos etapas como el Estados Unidos vs. México de esta semana en Phoenix. Esa primera mitad para el TRI fue tan aterradora como irreconocible y tan desigual como asombrosa. A manera de preparación resultaba inútil y como prueba de observación para quienes presentaban su examen final: decepcionante.

Si un equipo te pasa el balón más de 20 veces seguidas, de un lado al otro, en al menos tres jugadas diferentes, con el marcador en tu contra, existen dos opciones: el rival se trata del Barcelona (o Bayern Munich) o tus recorridos, comunicación, intensidad, actitud y 'huevos' dejan mucho que desear.

A medida que esta Selección de Miguel Herrera enfrenta rivales de mayor jerarquía, nuevas revelaciones y preguntas aparecen: ¿Es suficiente un contención para enfrentar la Copa del Mundo? ¿Qué favorece más a este sistema: dos delanteros fijos o un volante ofensivo detrás del delantero? ¿Existe alguien, además de Paul Aguilar, con el nivel para cumplir adecuadamente como carrilero por derecha?

El segundo tiempo para los mexicanos fue tan gratificante como revelador y tan inesperado como emotivo. Más allá del gol de Márquez al 48', Miguel solucionó varios problemas a la vez: asoció a Pulido con la entrada de un excelente y participativo Jiménez, apoyó a Fabián con Montes, quien habla su mismo lenguaje, prescindió de Peña y Zavala, disfrazados de verde por 45 minutos y logró detener a los dañinos Bradley y Dempsey con marcas mucho más eficientes.

Los clásicos se juegan con "huevos" y la actitud junto con la intensidad son un valor entendido que en muchas ocasiones se olvida. Lo cierto es que tras este juego de preparación y observación, se han abierto muchas interrogantes y aclarado muchas dudas que permitirán, al "Piojo" y sus allegados de manera más clara, conocer sus avances, sus limitaciones y sus riesgos para enfrentar rivales de mayor jerarquía y capacidad como la mayoría de los que vendrán.

 
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@Felixatlante12