Prudencia
Hace algunos años, entre las cosas que molestaron a los jugadores de la Selección y a un gran número de directivos que comandaban el equipo fue que Hugo Sánchez no supiera poner una sana distancia entre el grupo familiar que lo acompañaba a la mayoría de partidos y giras, y su trabajo.
Cuando dirigía a Pumas era discreto, en el palco de familiares
generalmente lo acompañaba su esposa y su madre, y en algunas ocasiones algún familiar más. Incluso a sus mellizas se les conoció hasta que jugó la Final del Clausura 2004, pero cuando se convirtió en DT del Tri, el grupo familiar incrementó notablemente; como dice el dicho, hasta con la suegra cargó.
Varias veces muchos jugadores se sintieron mal porque la familia del Penta cenaba en el mismo salón de la Selección o porque convivían palmo a palmo en la alberca, perturbando la "intimidad".
Hoy, Miguel Herrera está a punto de irse al extremo, porque una cosa es que su madre y su hija hayan estado en el CAR el día que lo presentaron como técnico -obvio, querían compartir el momento con él-, pero hace unos días la más pequeña de la familia, Mishelle, se voló la barda al intervenir en una rueda de prensa, como si trabajara para algún medio de comunicación, y al mismo tiempo dando pauta para el escarnio.
A lo mejor puede parecer un corte chusco que sirviera para relajar el momento, pero este tipo de excesos pueden hacer más mal que bien al estratega, que no merece que un miembro de su familia rompa la solemnidad y el respeto que se le da a su investidura. Conste que no es la primera vez que él mismo reprende a la "Peque" por sus despistes de juventud. No estaría mal que echara una platicada con ella para calmar sus ansias juveniles.
Festejan empate
Mientras que a México le comió la angustia por estar tan cerca de perder con Estados Unidos, que lo mejor fue irse a dormir temprano, del lado estadounidense prefirieron relajarse en un pub irlandés, donde se echaron algunas chelitas y bebidas espirituosas.
Ahí estaban Kyle Beckerman y a Maurice Edu, en una mesa al fondo, y aunque sus compatriotas no los pelaban, los mexicanos los reconocieron y hasta foto se sacaron.
'Conejo' eterno
El que a sus 41 años está por amarrar contrato por otro año como portero del Pachuca es Óscar Pérez.
Me cuentan que a pesar de que el "Conejo" ya tiene varias primaveras encima, su calidad y liderazgo con los Tuzos ya le valieron una reunión con la directiva del club, que está más que convencida de renovar el vínculo con el guardameta.
En la charla ya se abordó el proyecto deportivo para el portero y los términos económicos para que siga defendiendo el marco, por lo que sólo faltan detalles para que estampe su firma y siga recorriendo las canchas de Primera, donde ya acumula 602 partidos de Liga en casi 21 años de trayectoria.
Así que mientras varios futbolistas sufren las de Caín después de los 30 años para amarrar contrato con algún equipo modesto o incluso del Ascenso MX, Pérez podrá estar quitado de la pena porque en su casa al menos el pan y la sal no faltarán por un buen rato.
De primera mano
Ignacio Trelles ya es una leyenda en el futbol mexicano y está por agrandar esa condición incluso fuera de las canchas.
Más allá de su palmarés, con siete títulos de Liga como técnico y mil 83 partidos en banquillos de Primera División, a don Nacho se le ha acercado un grupo de historiadores que quieren escribir un libro sobre la antigua villa de Tacubaya, y quién mejor que él, a sus 97 años, para contar algunas anécdotas sobre el barrio de San Miguel Chapultepec, que lo vio crecer como uno de los más grandes personajes del futbol mexicano y que aún tiene mucho qué contar.
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