Este jueves debe ser decisivo en la evolución de la ley que haga más severos los castigos a quien fomente o cometa actos de violencia en los estadios de futbol.
Los acontecimientos en el Estadio Jalisco han sido un catalizador que acelera los procesos atorados desde hace varios meses, como sucede con frecuencia en una propuesta de ley. Los motivos pueden ser muy diversos: desde desacuerdos
filosóficos y jurídicos, hasta pugnas partidistas.
El punto es que la ley más severa de la historia en la materia está cerca del alumbramiento.
Al mismo tiempo otras autoridades, incluyendo la deportiva, pugnan por endurecer su postura, tímida hasta hoy.
Un paseo por la hemeroteca que evita confiar sólo en la memoria nos recuerda que las soluciones que hasta hoy se han tomado han durado la víspera: pasan de moda rápidamente.
Como cada historia tiene dos caras, cabe preguntar qué estará pasando en el reverso de lo que vemos: ¿todas las barras son violentas? ¿Todos los integrantes de cualquier grupo de animación son de cuidado? ¿Cabe la generalización para calificarlos a todos igual? Las respuestas que podemos deducir serán similares: habrá de todo.
Otro cuestionamiento válido es sobre las propias leyes.
Aprobarlas y ser duros con las sanciones ayudará a disuadir a los violentos. Pero evidentemente, no resolverá el problema. Lo jurídico debe ser ayudado con una seguridad más firme en la que no haya concesiones, temores a portazos ni corrupción y por lo tanto inversión en una mayor capacitación y número de elementos que sepan manejar situaciones de este tipo.
De la cultura en casa, del escape social mal entendido, de la ética que debe existir en los aficionados, no hablamos. En mucha casos eso no existe ni existirá por arte de magia. El problema tiene raíces y entornos muy complejos.
Algo hay que hacer. Aunque parezca que para cada solución hay un problema.
Pese a cierta oposición minoritaria, debe pasar la iniciativa de ley poco más allá del mediodía.
Los cabildeos y negociaciones entre los diferentes partidos políticos no han sido breves ni fluidas por el desacuerdo de algunos respecto a que se vaya a considerar como delito la violencia en los estadios.
Tras una reunión de más de cuatro horas este miércoles, parece todo dispuesto a que todo sea aprobado.
La Liga mientras tanto, piensa ser más dura.
Se mueven las cosas. Para que, en efecto, las medidas de emergencia dejen de ser eso y se transformen en una cultura.
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