Señoras y señores, le pregunto a las autoridades del futbol, municipales y gubernamentales, ¿cuál es el límite? La violencia en los estadios cada día crece más.
Hace poco vimos invadir la cancha del Azul, hay actos racistas en los campos del León, Pachuca, y se quejan los clubes y sacan fotos de la gente que asiste al estadio, seguidores aparentemente de un equipo, que insultan a los
jugadores por el hecho de ser de otra raza, pero lo peor es lo que pasa y lo que pasó en el Jalisco.
¿Por qué se permitió, de parte de las autoridades que controlan la entrada en los estadios, a estos delincuentes ingresar bengalas? Todo mundo sabe que están prohibidas.
Y después, la poca policía que interviene contra un grupo de seguidores que Chivas se ha negado a reconocer como parte de sus grupos de animación e inclusive Vergara ha propuesto una cantidad de dinero, que no ha dicho, como una recompensa para que los mismos que estaban ahí digan quiénes iniciaron la descomunal bronca contra los policías mal preparados, con pocas herramientas para enfrentarse contra un grupo hostil en un estadio que no tiene butacas en la parte alta.
¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Hasta que haya muertos? ¿Hasta que alguien saque una pistola y comience a disparar como loco? Porque estos delincuentes, no se le puede llamar seguidores, van con un resentimiento social a golpearse con cualquiera porque sienten en la Policía un grupo represor y si la Policía no está preparada y manda a unos cuantos a pelear contra cientos terminan por desarmar a los oficiales.
Las escenas son dramáticas. Cuando hay butacas es más difícil cometer tropelías. Hay que cuestionar rápidamente a las autoridades. Hay un proyecto de ley para combatir la violencia en los estadios que implica hasta seis años de cárcel y está congelada en la Cámara de Diputados. Tiene que avanzar, si hay comisiones de justicia o no, esto corre un riesgo terrible.
Hay que preguntar a otros países qué han hecho. Argentina ha tenido problemas muy serios, Inglaterra tuvo problemas con los hooligans y logró contenerlos. Es muy peligroso encontrarse en medio de un grupo de estos, el futbol mexicano se mancha.
Hay que combatir la violencia con inteligencia, con el ánimo de desaparecerla, de ajusticiar a aquellos vándalos que acuden a un campo con complejo social brutal. El futbol mexicano dio vergüenza, un Clásico no puede ser así. Vimos un Clásico en España bien jugado, con decisiones polémicas, pero jamás un incidente en la tribuna; hay control, educación.
Atención al gobierno local y a los dueños que fomentan las barras y crean grupos de presión y se vuelven muy peligrosos. Mucha atención porque del peligro a la muerte hay un pequeño segundo.
@joserra_espn
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