Entre la ilusión y el delirio

Javier Alarcón
en CANCHA


Es casi imposible que México no haga en Brasil un papel digno, es también casi imposible que pueda ser campeón del mundo.

Entre la primera y la segunda sentencia, caben todas las descalificaciones y sentimientos. Así somos de distintos los mexicanos opinando de futbol. Casi no hay puntos de encuentro. Se desata la polarización.

Aquellos que confían en una participación mexicana

trascendente son calificados como ilusos; los que aseguran que no hay el talento suficiente a tres meses de la competencia, son acusados de malos mexicanos.

Si intentamos pararnos a la mitad de estas posturas, podríamos rescatar un poco el análisis sensato, y soportado con datos duros, para hacer una proyección racional, con las obvias cargas emocionales y casuales que alteran los escenarios imaginados.

Entre el optimismo y el pesimismo sin medida, hay referencias que pueden pronosticar el tipo de semblante que habrá que tener para mediados de julio próximo. Creo que aciertan quienes afirman que se vive un momento de bajones individuales casi generalizado entre los talentos de México.

Vaya, Guardado, Aquino, Gio, el Chícharo, Oribe, De Nigris y algunos más, viven momentos aciagos por diferentes motivos. Si a eso le agregamos la notable ausencia de Carlos Vela, es un hecho que se abren, y seguirán abriendo opciones, para jugadores como Marco Fabián, cuya calidad es innegable pero su consistencia aún dista de ser la ideal.

Agreguemos que la base americanista en la que se apoyó Herrera para rescatar la Eliminatoria, tampoco vive con plenitud estos días. Es real entonces, que la cautela debe estar en nuestras cabezas.

¿Y sí todos los mencionados, estuvieran en su mejor momento, habría cómo pronosticar algo radicalmente distinto? Radicalmente no, pero sí habría como pensar en un salto de calidad.

¿Entonces seremos un desastre? No lo creo. El futbolista mexicano ha ganado en personalidad, sus fundamentos son razonablemente buenos, tiene un prestigio creciente en un nivel medio en el plano internacional. Pero debe ser solidario, resistente, y estar en control de sus emociones todo el tiempo.

La fe que se tiene Herrera es muy positiva bajo las circunstancias reinantes. No se trata de creer o no, de ser negativo o positivo, es simplemente el control de datos. México, Camerún y Croacia son del peso. Con estilos muy distintos y jugadores mejor cotizados. Por eso la fuerza de México estará siempre en la cohesión, en la unidad y armonía. Sin eso, habrá muy poco que contar.

 
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