Bienvenido el equilibrio de fuerzas en este futbol mexicano en el que cualquiera puede ser campeón, a diferencia de lo que sucede en otras ligas, en las que de antemano se conocen los dos o tres equipos que pelearán por el título.
El problema es que ese equilibrio no se establece en las alturas, sino en la simple medianía... o a veces en la alarmante mediocridad.
Una mediocridad en
gran parte provocada por la irregularidad en el desempeño de la mayoría de los equipos.
Esa irregularidad, de la cual en el actual torneo solamente el Toluca ha estado exento, vuelve mucho más impredecible el resultado de cada partido. Si en otros lares no se puede adivinar quién va a ganar, en éstos ni siquiera puede suponerse cómo van a jugar.
En los pronósticos de la Jornada 10 la mayoría de los "expertos" señala como claros favoritos al León sobre el Veracruz, al Cruz Azul sobre los Tigres y al América sobre el Santos-Laguna, pero los tres supuestos favoritos pierden.
¿Se equivocaron los expertos al pronosticar... o esos equipos favoritos al jugar?
Evidentemente, son los equipos y los jugadores los que siguen padeciendo injustificados altibajos de una semana a otra, e incluso dentro de un mismo partido.
Algo que está relacionado con la falta de profesionalismo de jugadores y técnicos incapaces de aportar en cada momento de cada partido la cuota que les corresponde; porque se entiende que haya partidos en los que todo sale bien y otros en los que nada sale, noches buenas y malas tardes, pero lo que no debe haber es tanta distancia entre unas y otras.
¿Y si los protagonistas del juego se proponen ser un poquito más profesionales para garantizar en cada partido un mínimo de rendimiento?
Sería un magnífico primer paso para erradicar esa mexicana e inquietante "inconsistencia en la medianía".
gomezjunco@reforma.com
@rgomezjunco