Oswaldo Sánchez

Félix Fernández
en CANCHA


Un partido, jugar solamente un partido en la Primera División, incluso un minuto es lo que todos los futbolistas, en algún momento de su infancia, juventud o paso por las divisiones inferiores, soñaron. Un partido como Rafael Puente Jr,, quien lo logró en un 5-0 a favor del Atlante sobre Jaguares, uno solo como Carlos Alberto Carrillo, quien lesionó gravemente a Ramón Ramírez en 1991, o quizá un

solo encuentro como Alejandro Arredondo, quien como arquero de los mismos Potros, recibió siete anotaciones de las Chivas en su único encuentro en el Máximo Circuito... No importa, un momento en la Primera División, casi siempre sin importar el resultado, puede significar la diferencia entre la frustración vitalicia y la gloria personal.

Aquella tarde del 30 de octubre de 1993, en el Estadio Luis "Pirata" Fuente, se cumplió el sueño para Oswaldo Sánchez. Un minuto, un solo minuto en la Primera División al sustituir, al 90', a Miguel Fuentes en un tiro de esquina. Ese minuto bastó para que Alberto Durán, tras un centro de Romano, le diera la bienvenida a quien, poco más de 20 años después, tres Copas del Mundo y tres títulos de Liga, se convertiría en el jugador con más partidos en la Primera División y, sin duda, uno de los mejores arqueros mexicanos en la historia de este deporte.

A Oswaldo lo celebraron el viernes en Torreón, equipo al que todos pensamos, llegaba en el Clausura 2007 para empezar el ocaso de su carrera con un equipo candidato firme al descenso, pero ese ocaso ha sido más largo que la carrera de muchos, muchísimos porteros.

La noche del récord llegó, pero tal como han sido los debuts y las despedidas de este extraordinario arquero, el resultado no estuvo de su lado, aunque, como en la inmensa mayoría de esos 698 partidos (sin contar amistosos, torneos internacionales y juegos en Selecciones Nacionales), Oswaldo hizo correctamente su trabajo, con la entrega y pasión que se le ha visto por más de 20 años.

Oswaldo no es hoy ni el más fuerte, ni el más rápido, ni el más potente, ni el más técnico, ni el más rápido, ni el que mejor juega el balón con los pies, pero su evaluación global en la portería le da una calificación tan alta como para pensar que, sin lesiones, podría continuar dos o tres años más antes de ser cuestionado por no retirarse.

Cuenta Oswaldo que poco antes de su segundo partido, ante América, se le acalambraron las pantorrillas en el vestuario mientras Bielsa le comunicaba que jugaría, ya sabía lo que era pisar una cancha de Primera División. Porque si bien uno pasa años y años con la única ilusión de debutar, es a partir de ese debut que comienza la interminable adicción de querer más y más, con sus alegrías y sus fracasos, más y más... pero sin imaginar que se pueden alcanzar más de 700 partidos al máximo nivel como lo ha logrado, impresionantemente, un tipo excepcional de nombre Oswaldo Sánchez.

 
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@Felixatlante12