¿Murió o lo mataron?

Diego Silva
en CANCHA


En estos días se recupera la plática sobre el orgullo Chiva.

Los dirigentes actuales acuden a revivir este sentimiento en días nublados. Nada tiene que ver con la prematura aparición de la primavera o los calores de la ciudad, tiene que ver con malos manejos en muchos sentidos.

El Guadalajara, como equipo de futbol es una cosa y lo que representa para la sociedad es otra.

Los

resultados conllevan muchos beneficios o en contraparte, pérdidas monumentales.

No tocaré el tema económico de la gestión Chivas de Corazón. Hablaré como un simple visor de futbol y de la vida del mismo.

La familia del futbol somos muchos, unos más importantes que otros: los dirigentes, los dueños, los jugadores, los aficionados y miles o millones de personas que viven indirectamente de lo que genera nuestro amado deporte.

El tema económico lo dejaré para la próxima, pero les adelanto que como negocio no ha sido malo.

Hoy apelaré a las cuestiones que estudia la sociología y la antropología: quiénes somos y por qué somos así.

El Guadalajara fue creado como una respuesta social a los equipos de la capital y para diferenciar las costumbres de los provincianos en aquellos tiempos. Un equipo que representaba la idiosincrasia del mexicano, en contraparte de las influencias de los españoles de la capital.

Desde aquellos tiempos, representar a este segmento de sociedad debía de cumplir con varios requisitos, muchos de ellos ahora olvidados o puestos en un plano secundario: ser mexicano, de padres mexicanos, de extracto nacional y de costumbres muy de nosotros.

La ciudad y sus ritmos han cambiado y esto generaría cambios en todas las formas de expresión, pero lo que somos y lo que nos gusta de nosotros, jamás.

Herrero, director deportivo del equipo, reclama la falta de identidad hacia el espíritu del glorioso Guadalajara, ¡qué vergüenza! Quienes para mí han sido los primeros responsables de dar al traste con todo esto, ahora reclaman desgarrándose las vestiduras. No es de hoy, es desde hace 12 años o más. Convirtieron a un equipo popular en uno elitista.

Quisieron convertir al equipo en un producto comercial, no sé si lo lograron, pero desde ese punto de vista, liquidaron cualquier opción a ser representativo de nada.

Lo que logró que a este equipo lo denominaran como "el más popular", "el mexicanísimo", "el Campeonísimo", "el Rebaño Sagrado" y demás, se ha perdido en la mediocridad, lo cual no es de extrañar que los motes sean unos más enfocados a la mercadotecnia: "Las súper Chivas", "las Onmi Chivas", "las millonarias" y otras más, convertidas en ofensas y burlas hacia sus aficionados.

Ser del Guadalajara, generado desde las fuerzas básicas, nacido en la región, consumiendo desde que naciste el espíritu de afiliación y pertenencia desde la cuna, odiando a tus rivales históricos, defendiendo tus colores, cuidándose como hermanos en la cancha y fuera de ella y no por ello, dejar de ganar dinero.

Lo económico no está peleado con lo profesional, lo que sí está peleado con la fidelidad es que el dueño tiene otra, llamada moneda.
 
 
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