Presiones y quejosos en el Tri

Héctor Huerta
en CANCHA


Los quejosos tienen nombre y apellido. Y el motivo es el mismo: las presiones que se viven en el banquillo de técnico del Tri.

Se sabe que es la silla más caliente para un entrenador. Con o sin razón, los que han detentado el cargo salen con un amargo sabor de boca no sólo por los resultados finales, sino por el entorno previo a las grandes competiciones.

Sven-Goran Eriksson declaró

en Montreux, Suiza, el 20 de mayo de 2010: "No creo que haya aprendido mucho en México: es un montón de política. Lo que aprendí es a no volver a aceptar un trabajo donde el futbol esté politizado". El paso de Eriksson por el banquillo mexicano fue breve: del 3 de junio de 2008 al 2 de abril de 2009.

En los últimos días, Hugo Sánchez avivó el fuego: "Yo también recibí sugerencias y presiones de algunos dueños de clubes. El que más fue el dueño de Chivas (Jorge Vergara), quien me sugería no convocar a jugadores como Cuauhtémoc Blanco, 'Bofo' Bautista y Oswaldo Sánchez por ser mayores... y también porque habían tenido problemas con él. Pero ni accedí ni le hice caso. Por eso se agudizó la presión que él ejercía en la Comisión de Selecciones para que se acelerara mi despido del Tri".

Hugo señala otro caso: "Un tema importantísimo es la explotación de la imagen de los jugadores que están en la Selección; les hacen firmar un contrato en el que se comprometen a vender su imagen y la del Tri. Aunque son anuncios muy bien pagados, los jugadores que participan en ellos reciben poco dinero, lo cual se me hace muy injusto".

Citó el caso de España, donde se reparten 50 por ciento cada uno, jugadores y Federación, de todo lo que se recaude en patrocinios. Aquí, la proporción es 90 a 10 a favor de la FMF.

Javier Aguirre se quejó en febrero en una emisora radial mexicana: "En la medida en que se va acercando el gran evento, que es la Copa del Mundo, van creciendo los intereses personales o de empresas, y en esa misma medida empiezan a ejercer veladamente, o no tan veladamente, presión para que tal o cual jugador acuda a la Selección, para que tal o cual entrenador haga lo que quieren que haga".

Hasta ahora ningún ex entrenador nacional ha aceptado que se doblegó ante las presiones de directivos o patrocinadores para elegir.

Miguel Herrera seguramente se va a enfrentar hoy a las mismas presiones, antes de dar a conocer su lista final de 23 que representarán a México en Brasil. Lo que no han podido rechazar varios entrenadores será el carrusel promocional que exigen los dueños de los derechos televisivos. Y en ese ineludible compromiso, los entrenadores se prestan a bailar, a plantarse frente al Ángel de la Independencia o a buscar un doble que haga reír a la audiencia.

 
 
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