Pueblita y el Lobo...
Al Puebla le pasó como en el cuento de Pedrito y el Lobo...
Resulta que en el partido del sábado contra Cruz Azul, los Camoteros se cansaron de hacer tiempo en la segunda mitad, en particular el portero Jorge Villalpando, quien salió muy colmilludo a la hora de consumir los segundos.
Como llegó un momento en que parecía que los visitantes eran pinos
de boliche por la cantidad de veces que visitaban el suelo, el árbitro Erim Ramírez no quiso comprarles la lesión de Carlos Guzmán y a pesar de que el médico Gerardo Toledo ya corría en dirección al jugador, cuentan que más tardó el galeno en pisar la cancha que el silbante en sacarlo de ahí.
Palabras más, palabras menos, Erim instó al jugador a levantarse al son de que sólo quería hacer tiempo, mientras el doctor Toledo le gritaba al árbitro que lo responsabilizaba de cualquier lesión que sufriera el futbolista, quien terminó con un desgarre en la pierna derecha y dejando con 10 a su equipo en los últimos ocho minutos del partido debido a que ya se habían agotado los cambios.
Está salado...
Y ya que estamos hablando del Puebla, no cabe duda que para la mala suerte Rubén Omar Romano se pinta solo.
Cuentan que cuando cayó el gol de Cruz Azul en los últimos segundos de la compensación, el técnico de La Franja manoteó y se enfiló hacia las escaleras que dan al vestidor pero, ¡oh sorpresa!, se topó con que estaban obstruidas por el túnel inflable, aún desinflado, y por más que intentó levantarlo nomás no pudo.
Quizá Romano quería irse para evitar escándalos ya que como no le quedó de otra que permanecer en la cancha, pues arremetió contra el asistente 1, José Luis Camargo, quien señaló un fuera de lugar incorrecto y por el que le invalidaron un gol al Puebla al minuto 2.
Apenas escuchó el silbatazo final, Romano fue decidido a la caza del central Erim Ramírez y todavía su auxiliar Norberto Scoponi corrió a detenerlo e intentar persuadirlo, pero terminó resignado viendo cómo el timonel llegó hasta el silbante, contra el que se desvivió en reclamos.
Lo más sorprendente es que el árbitro ni se movió y no expulsó al técnico, quizá para no engrosar más su lista de polémicas contra el Puebla ya que él fue quien en 2009 despertó la ira de Ricardo Henaine y éste bajó al vestidor del Cuauhtémoc a patear la caseta arbitral tras un duelo contra Chivas.
No por mucho madrugar
Hace quince días les conté que Leandro Augusto casi casi es olvidado por el autobús de Pumas en el Estadio Olímpico Universitario por tardarse mucho más que el resto del plantel; bueno, pues ahora les traigo el otro extremo de la historia.
Como si hubiera querido evitar el "osote" que hizo su compañero la quincena anterior, ayer el joven Luis Fernando Quintana se apuró tanto en el vestidor al acabar el encuentro ante Atlas, que cuando salió bien campante para ser el primero en treparse al camión que lleva al equipo de vuelta al hotel de concentración, se topó con la desagradable sorpresa de que este aún no llegaba.
Al canterano no le quedó de otra que esperar en la entrada del túnel a que llegara el transporte, pero los segundos se hicieron minutos y al cabo de unos cuatro el defensa mejor decidió regresar al vestidor, tal vez para apurar a sus compañeros.
No pasaron más de tres minutos para que los auriazules comenzaran a salir del camerino y tomaran su camino al autobús, el cual por cierto ya estaba en su sitio.
Luego de que desfiló la mitad del plantel, Quintana salió de nueva cuenta del vestidor y al ver que sus compañeros estaban ya muy adelantados decidió echar una carrera para treparse al camión, no fuera a ser que se arrancara y me lo dejaran ahí, lo que habría sido el colmo...
san.cadilla@reforma.com