Autogol directivo

Francisco Javier González
en CANCHA


No es el más grande y popular, pero siempre se espera algo de él.

Tiene un estatus en la Liga, un mínimo qué ofrecer y suele ser, si no protagonista, un animador constante. Pero Monarcas Morelia cayó en un bache.

Un par de malos resultados le llevaron a despedir a Carlos Bustos de la dirección técnica pese a las medallas ganadas en servicio.

Ascendió al Neza, filial del

club michoacano, entró al quite en un momento difícil y nunca renunció a jugar de determinada manera. Trabajó bien, hizo buen grupo y parecía gozar de la inmunidad razonable.

Algo invisible para quienes sólo podemos ver las cosas desde afuera sucedió en Monarcas.

La directiva ejerció un derecho irrenunciable para quien paga: prescindir del DT sin explicaciones convincentes. Sólo ofreció ideas en voz baja, argumentos entrecortados.

Lo que tanto aprecia la afición -sea en el caso de Carlos Vela o en el que atañe al equipo de sus preferencias- que es una explicación clara ante lo que parece ilógico, fue escatimado una vez más.

El partidario tiene derecho a apoyar o chiflar desde la tribuna y la obligación de hacerlo con cordura. Su boleto, su fidelidad, no le concede más prerrogativas.

Eduardo de la Torre tomó el lugar de Bustos un día antes de jugar Copa libertadores, a tres de su juego de Liga ante León y una semana antes del duelo en Colombia que les dejo fuera del certamen continental.

¿A qué hora pudo trabajar el nuevo conductor de la nave para conocer a su plantel, plasmar por lo menos un par de sus ideas y hacerse realmente responsable de lo que en la cancha sucediera?

La afición michoacana empieza a presionar a quien tiene menos de dos semanas en el cargo: sus primeros tres exámenes fueron fallidos. No se considera que ni tiempo le dieron de estudiar.

De la Torre tomó al equipo en plena desventaja y parte de su culpa fue aceptar la oferta. Atenuante es que nadie le puede decir que no a una franquicia que ha sido estable y respetuosa de sus integrantes.

Hay derrotas de las que es culpable la directiva. Porque aunque haya problemas con el técnico en funciones, debe medir el "timing" para decidir cuándo hacerlo a un lado. Porque tiene que darle al relevo un mínimo de herramientas -el tiempo es una de ellas- para entregarle la responsabilidad.

La sangría de recursos humanos en favor del Atlas -rivales por cierto este fin de semana- ha sido mucha y con ella se mudó a Guadalajara parte del "know how".

Que pena por todos los involucrados. Al "Yayo" le toca remar contra la corriente sin salvavidas que le ayuden por lo menos a flotar.
 
 
fjgonzalez@reforma.com