Simplemente Carlos

Francisco Javier González
en CANCHA


Fue a mediados de los 60.

En la televisión mexicana empezó a transmitirse una telenovela que batiría todos los récords disponibles de ese entonces.

No había mediciones de audiencia como las hay actualmente ni redes sociales que permitieran saber al momento la influencia en los temas de conversación mas poderosos.

Todos veíamos esa novela peruana. "Simplemente María" era la

favorita con Saby Kamalich, Ricardo Blume y Braulio Castillo en los estelares. Por lo menos en esa época y las posteriores, fue la más larga de la historia; la que sumó un mayor número de capítulos antes de su desenlace.

La historia de la sirvienta conquistada por el patrón, que se encargó de educarla hasta un refinamiento victoriano, cautivó día tras día a la audiencia sin importar edades, género o preferencias novelísticas.

Cuando parecía que todo estaba concluido y nos acercábamos al gran final que debería ser en un altar frente al sacerdote que haría eterna la unión -en esa época las uniones eran más eternas que ahora-, ocurría algo que le daba vuelta a la trama. Por eso duró mas de dos años y entregó mas de 400 capítulos.

Hoy está prevista una charla mano a mano entre Miguel Herrera y Carlos Vela.

El técnico nacional quiere escuchar el "no" directo del jugador de la Real Sociedad para descartarlo totalmente. Otros fueron desoídos, pero finalmente la novia no ha sido invitada por el nuevo galán de la película -todo dicho en el más figurado de los sentidos- que desea medirle la zapatilla.

Miguel tendrá los argumentos más sólidos para intentarlo: Vela es un delantero con cualidades diferentes que puede ayudar al Tri en su viaje mundialista a hacerlo de la mejor manera posible.

Y otra: no es lo mismo decirle que no a un partido eliminatorio en Panamá con todos los riesgos que asumir, que a una Copa del Mundo que debería ser el sueño dorado de cualquier jugador de futbol más o menos cuerdo.

Se sabe que la última cita que Vela sostuvo con "Chepo" de la Torre, Luis Fernando Tena y Héctor González Iñárritu duró poco menos de 10 minutos. Carlos llegó en su lujoso auto -dicen que es tan lujoso que no cabe en las calles de San Sebastián- con una gorra con la visera hacia atrás y mucha prisa para decir, sin más preámbulo, que agradecía la atención, pero que no deseaba en ese momento ser convocado. El arrancón que dio Vela en su auto una vez dicho lo anterior, no dio lugar ni a réplica.

Vela es Saby. Veremos si la actual gestión puede refinarlo. Si el grupo lo acepta, si él, vestido de verde, es lo que todos esperábamos. Si quiere, claro.

Tal vez todo concluya hoy. O posiblemente veamos más capítulos de una historia más sobada que un bolillo.

 
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