Misión cumplida

Javier Alarcón
en CANCHA


Con sólo algunas ráfagas ofensivas de calidad, el Tri despacho a los surcoreanos con un marcador gordo.

Alan Pulido e Isaac Brizuela tuvieron un desempeño brillante y han puesto presión al entrenador tricolor, Miguel Herrera, a la hora de definir sus opciones de ataque.

Era un partido que debía ganarse de cualquier forma para aligerar la presión del inicio y cargar de confianza al

plantel.

Herrera busca a marchas forzadas consolidar una línea de juego. Pizarro y Ponce cumplieron razonablemente por los costados, lugar en donde Herrera tiene clarísimo a los titulares.

Después de la avalancha de cambios del segundo tiempo, México perdió cohesión, intensidad y precisión hasta que vinieron un par de pinceladas que derivaron en el tercero y cuarto gol.

Preocupante resultó la forma en la que México perdió la marca en un par de tiros de esquina; de haber tenido un poquito de mayor calidad los rematadores surcoreanos, el juego seguramente se hubiera complicado para México.

Un juego de lapsos solamente en la valoración futbolística para ambos rivales. La velocidad surcoreana en ataque complicó al Tri.

Afortunadamente, los asiáticos no saben detener el vértigo para tomar mejores decisiones dentro del área. Y sí, se esperaba más empaque y talento de parte de los surcoreanos. Le ponen mucho entusiasmo, pero les falta cambio de ritmo, cadencia y calidad para tomar mejores decisiones a la hora de definir.

Lo más valioso es que la intensidad de Miguel Herrera se transmite y es adoptado por los jugadores.

Volvió el Oribe Peralta, quien da golpes en la mesa y es una gran noticia. Diego Reyes necesita volver a confiar en sí mismo; la inactividad en el Porto le ha bajado su nivel de juego.

La siguiente escala hacia Brasil será el 5 de marzo en Atlanta contra Nigeria. Un rival que exigirá mucho más. Por lo pronto, era muy importante ganar y se hizo, sin embargo hay tarea pendiente y lo sabe Miguel.

 
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