El autogol de Rosell

MUNDO DE PELOTA / Homero Fernández
en CANCHA


En el centro de Olesa de Monserrat, a 30 minutos de Barcelona, funciona el restaurante Tallón atendido por Josep (le dirán Pep, seguramente), dueño y chef. No abre en las noches, salvo viernes y sábados, y su carta presenta las tradicionales costillas rebozadas. Uno de sus asiduos es el socio culé Jordi Casas, un farmacéutico de este pueblo de 22 mil habitantes que, junto con una decena de

amigos, recurrió a las redes sociales y a las instancias institucionales para exigir a Sandro Rosell, presidente del Barcelona FC, los verdaderos números del pase del brasileño Neymar. El silencio del club lo llevó a presentar la denuncia judicial que empujó la renuncia de la cabeza de una organización mundialmente exitosa.

Sin saberlo, todo empezó en 2011 en una charla de esos amigos culés que se resistían a la sustitución de Unicef en la camiseta por Qatar Foundation. Decidieron promover un referéndum de socios y no pudieron. Pero la semilla de exigir cuentas quedó plantada.

Sandro Rosell, presentó su candidatura en 2010. Ofrecía transparencia y ética. Obtuvo el 64 por ciento de los votos. Su experiencia venía del marketing deportivo. En 1999, llegó a Brasil como principal de Nike para América Latina y logró el acuerdo para vestir a la verdeamarelha. Se vinculó a Ricardo Texeira, el mandamás de la federación brasileña (y yerno de Joao Havelange) que terminó procesado por fraude millonario. Medios internacionales reportaron en 2012 que una empresa en EU a nombre de Alexander R. Feliu (Rosell), recibió más de 11 millones de euros por comisiones de 24 partidos amistosos de Brasil.

Entonces, el grupo de Jordi Casas, en carácter de "copropietarios" (los socios tienen esa categoría), le envió una carta a Rosell pidiéndole que desmintiera las acusaciones "porque dañaban la imagen del club".

"Usted tiene la libertad de hacer caso o no a nuestra petición, pero nosotros también nos sentimos libres de usar todos los mecanismos democráticos que tiene la institución, cosa que nos distingue, para exigirle que ofrezca las explicaciones públicas que entendemos son tan urgentes y necesarias", terminaba la misiva.

Rosell le quitó a Joan Cruyff el título de "Presidente Honorario" y desprotegió a Lionel Messi, eternamente amparado por Pep Guardiola. Pero, por lo visto, el mayor de sus errores fue ignorar al pequeño grupo de socios. "Sólo quería saber en concepto de qué le habían pagado 40 millones a la empresa del padre del jugador. Si me llegan a decir: 'en concepto de nada, pero en caso contrario Neymar no habría venido al Barsa', me hubiera bastado. Pensaría que siguen mintiendo, pero solo quería una respuesta", dijo Casas al diario El País.

"Todos somos el Barsa", fue el paradigma que llevó a Rosell a ganar las elecciones. Resultó tan cierto que lo sacó del trono.

 
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