Una herramienta muy útil para corredores es el pulsímetro que les permite conocer su ritmo cardiaco, o lo que es lo mismo, el nivel de esfuerzo al que está entrenando.
Esa información es importante porque la definición de las "zonas" de intensidad en el entrenamiento se ha vuelto más precisa buscando capitalizar cada minuto del ejercicio y evitando caer en correr "kilómetros chatarra",
que son las distancias fuera de las zonas de entrenamiento.
Sólo que dentro de este esquema "no todo lo que brilla es oro", es decir, los pulsímetros y la tecnología no son infalibles.
Antonio, un corredor de Monterrey, fue a ver a su cardiólogo alarmado porque su pulsímetro le indicaba un ritmo cardiaco exageradamente alto. El doctor le despejó sus dudas: el pulsímetro estaba fallando.
Roy Benson, autor del libro "Heart Rate Training", advierte que debe tenerse cuidado, porque un pulsímetro puede fallar por varias razones:
- Deslizamiento: Una banda que no esté suficientemente ajustada puede generar señales eléctricas al resbalarse. La solución es encontrar el justo medio al ajustarlo en el pecho.
- Estática: Es posible que la ropa que se usa traiga alguna carga de electricidad estática si es que se usó una secadora. Los rompevientos de nylon pueden generar este tipo de carga. El autor advierte que cierto tipo de brasier puede generar estas distorsiones. El sudor es un buen antídoto para este problema.
- Interferencia: Es posible que las señales "se crucen" cuando se corre junto a otro corredor que usa un dispositivo similar. Una solución, dice Benson, es que cada corredor utilice su receptor en el lado de afuera.
- Humedad: Cuando la ropa se humedece en exceso por sudor o por alguna otra causa, es posible que la misma ropa interfiera en el envío de la señal al receptor.
- Alarmas: Ocasionalmente puede ocurrir, asegura Benson, que las alarmas de radiofrecuencia instaladas en edificios por donde corres puedan llegar a interferir con el pulsímetro. Igual que con su GPS.
¿Qué tan frecuentemente se presentan estos problemas? La verdad es que con muy poca. Lo importante es, en todo caso, saber que eso ocurre. Eso podría ahorrarle una vista al cardiólogo. Y un susto.
Recuerda que correr es salud y algo más... mejor calidad de vida.
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