El centésimo partido de Guillermo Ochoa en la Liga francesa es buen punto para reflexionar.
Ochoa, como canta Serrat, cerró la puerta una mañana y echó a andar. Siendo uno de los mejores porteros de México, con un carisma que no se alcanza fácilmente y titular de la Selección Nacional, abrazó el sueño que por motivos personales y profesionales le venía en turno.
Muchos no
comprendieron por qué un portero que tenía todo, entre ello jugar en el equipo más popular y bipolar de México -ámame u ódiame- decidía irse a un club pequeño. El más modesto de la Liga de Francia recién ascendido a la Primera División.
Aprendimos a deletrear el complicado nombre "A-jacc-io", que pertenece a la isla de Córcega, que nadie en la Ligue 1 tiene menos dinero, y que deportivamente es un lugar donde cualquier futbolista sufre mucho porque no hay calidad.
Dentro de esa situación, Memo es de los que más castigo han recibido. Ser el portero del Ajaccio es parecido a ser el velador de las noches del Polo norte: siempre tiene trabajo.
Ha recibido mil disparos, muchos goles, y atajado ciertamente mucho más de lo que le ha tocado recibir.
Cien partidos después, Ochoa está cada vez más lejos de la Primera División francesa y también de la Selección.
En algún momento declinó asistir a un amistoso de Fecha FIFA contribuyendo a hacer más grande, o por lo menos a reflejar mejor, la crisis que se empezaba a hacer grave en la gestión de "Chepo" de la Torre.
Memo ha pasado en su equipo el tiempo prudente.
Enseñó sus grandes cualidades, le atajó goles cantados a las grandes figuras de la Liga y esperó como el coronel que alguien le escribiera. Eso no sucedió. Por lo menos en cuanto al tamaño del remitente del que se esperaba una carta que le invitara a tener un mejor futuro.
Como siempre, se habló del mercado de invierno. Posibilidad siempre latente que termina por no llegar.
Por supuesto que lo solidario de Ochoa con su club no acepta reclamo. Pero ha sido claro que por ser extra comunitario, portero, mexicano, o lo que sea, no ha podido convencer a los grandes de contratar sus servicios.
¿Estará Ochoa en el Mundial? ¿Le interesará? ¿Está disputando a la distancia y pese a ser el más titular de todos los mexicanos en Europa, un puesto en el Tricolor? ¿Vale la pena todo esto?
El tiempo de Guillermo Ochoa en el Ajaccio está terminando. El de la lista de Herrera se acerca.
Nuestro personaje abrazó un sueño y tomó su riesgo. El sabrá las compensaciones personales que ha recibido a cambio.
Desde aquí parece, con una derrota más a cuestas, que merece con urgencia algo mejor.
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