Nobleza de rey
El segundo portero de los Pumas, Alfredo Saldívar, tuvo ayer un gran detalle con un niño que, en compañía de sus padres, acudió al Estadio Olímpico Universitario en busca de un autógrafo, aprovechando el último día de vacaciones de los peques.
El "Pollo" no sólo detuvo la marcha de su auto para firmar un balón que llevaba el chilpayate, sino que se bajó del
vehículo y, tras abrir la cajuela, sacó un par de guantes de arquero que obsequió al pequeño aficionado de cuatro años de edad.
"Es mi regalo de Reyes", dijo emocionado el niño tras recibir el presente.
Venga un aplauso para el joven arquero, pues mientras él tuvo esta actitud en un día en que hay que hacer sentir especiales a todos los niños, hubo otros jugadores, cuyos nombres me voy a reservar, que pisaron el acelerador al salir del estadio sin atender a las familias que los fueron a visitar.
Por cierto, uno de los estacionamientos del inmueble lució ayer repleto de chicuelos, quienes aprovecharon el espacio abierto de Ciudad Universitaria para estrenar las bicicletas y juguetes que les trajeron los Reyes Magos.
Hombres de goma
Alguien debería avisar a los utileros del América que no están hechos de hule, y que si un auto los arrolla no van a poder pararse como si nada.
Resulta que cada vez que se vuelan los balones del Nido a la calle, estos singulares personajes salen como bólidos para tratar de evitar que alguien se transe los preciadísimos esféricos, pero, en este afán de cumplir con su deber, muchas veces ni se fijan que ya tienen encima a más de tres autos e incluso a uno que otro de esos peseros asesinos que van cruzando por Prolongación División del Norte, y que el día menos pensado, por andar rifándose el físico, van a ir a parar al hospital atropellados.
El viernes, cuando una pelota salió disparada, cayó muy cerca de un conocido café, y justo en ese momento iba pasando un camión de paquetería. El copiloto atrapó la bola y, cuando se arrancaba con todo y botín, de la nada salió un utilero azulcrema para reclamar el preciado objeto, pero fue tan frenético, que varias personas que estaban afuera de las instalaciones del club ahogaron el grito cuando el intrépido personaje estuvo a nada de que me lo "plancharan".
¡Vaya riesgo! Mis respetos para los señores utileros del América, pero ojalá que alguien les haga ver que los balones no son tan valiosos como sus vidas.
¡Qué diferencia!
Cuando se trata de ser profesional, el jugador de Xolos, Darío Benedetto, le dio una lección a sus colegas del Atlas el pasado fin de semana en las instalaciones rojinegras, donde se jugó el duelo de la Sub 20 en que participó el argentino para pagar el juego de suspensión que arrastraba del torneo pasado.
El delantero se entregó como ninguno de los chavillos con los que compartió el campo los 90 minutos que participó, e incluso se rifó al doble los últimos 25 minutos cuando su equipo se quedó con un jugador menos.
El terrible contraste lo ofrecieron en el bando local. Bastó con ver a Flavio Santos, quien también pagó su castigo en la Sub 20 jugando sólo 45 minutos, y el otro suspendido, Matías Vuoso, ni se apareció por los campos rojinegros.
Al menos no todo fue desafortunado para el Atlas, pues Antonio Briseño dio un gran partido con todo y que se aventó un autogol, lo cual no escapó de los ojos del dueño de Tijuana, Jorgealberto Hank y de su director deportivo Ignacio Palou, quienes estuvieron tomando notas del "Pollo" con lujo de detalle, por lo que no descartemos que llegue próximamente una oferta a Colomos... o al Ajusco.
san.cadilla@reforma.com