¿Y jugaron bien los Tigres?

Francisco Javier González
en CANCHA


Siempre será más fácil culpar al resto que asumir las propias equivocaciones.

Ricardo Ferretti, uno de los directores técnicos más respetados de la Liga vuelve a la carga sobredimensionando los evidentes errores arbitrales de su partido contra el América y empequeñeciendo las fallas de un equipo que no supo responder en la cancha a esas circunstancias.

Es cierto que si se marca el

penal de Aquivaldo Mosquera sobre Alan Pulido en los primeros momentos del partido las cosas hubieran podido cambiar. Como también es cierto que a Tigres le costó mucho trabajo el partido. Burbano falló todas en su presentación, el propio Pulido desbordó un par de veces en los 90 minutos, Lobos se estrelló una y otra vez en sus intentos porque sus compañeros no se le mostraban para descargar cómodamente. Cuando ingresó al campo Damián Álvarez poco pudo hacer por la derecha. Ni Danilinho en la posición que ocupó en el campo por necesidades del juego. De dinámica colectiva ni hablamos.

Sin hacer un gran partido, el América logra el marcador más amplio de la jornada de apertura. Sí, con por lo menos un penal que no se le señaló en contra y con uno de sus goles -el segundo- en fuera de juego.

El futbol, sabemos, no es un juego de sumas y restas. Y las ideas condicionales sólo sirven para la anécdota y las discusiones de café.

El del arbitraje es un problema grave a nivel mundial, lo que sin ser consuelo habla de una problemática a la que la FIFA no ha sabido o querido entrarle con decisión.

En México, la falta de una plantilla poderosa de silbantes impide que haya un incentivo para no equivocarse: el que pita mal, por lo regular vuelve a tener partido el siguiente fin de semana. Sabiendo que los errores no son cometidos a propósito, las pocas consecuencias que puede tener una mala actuación liberará las fuerzas del inconsciente. De todos modos no pasa nada.

Así pues, el del arbitraje es un dato conocido; una condición dada: el juez se va a equivocar. Y hay que saber responder a ello con buen futbol. Diría el recordado José Antonio Roca que se trata de un imponderable, una situación imposible de presupuestar tanto a favor como en contra. Eso no está en manos de los equipos que disputan un partido.

"Tuca" insiste en el mismo discurso. Parecido a la polémica semana en Italia antes del duelo entre Juventus y Roma. Si Ferretti dice que todo equipo juega con doce frente al América, Totti añadió a los asistentes y al cuarto oficial en las filas del enemigo, que por cierto ganó 3-0.

La receta es vieja: distraer con dardos lanzados a un blanco fácil la autocrítica de un equipo que tiene más de lo que ofrece.

La actuación del árbitro fue muy mala. Pero la de Tigres fue peor.

 
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