Campeones del dinero

Mario Castillejos
en CANCHA


Leonel Messi es el Carlos Slim del futbol, según el ranking anual publicado por la revista estadounidense Forbes.

La clasificación especifica que, de junio del 2018 a junio del 2019, el argentino ingresó 81 millones en concepto de salario y 31 en patrocinios, siendo así el deportista mejor pagado del mundo con 112 millones de euros.

Desde que se creó este ranking en 1990, por

primera vez los primeros lugares están monopolizados por futbolistas. De hecho, el portugués Cristiano Ronaldo ocupa el segundo sitio con ingresos de 96 millones de euros y el brasileño Neymar en el tercer sitio con 91 millones.

Messi sucede al boxeador Floyd Mayweather que recaudó el año pasado 243 millones por el show que montó contra la estrella de las artes marciales mixtas - por llamarlo de alguna manera- Conor McGregor.

Como dato adicional, el mexicano Saúl Canelo Álvarez, es el cuarto en la lista con 83 millones de euros, por delante del tenista Roger Federer (82.5 millones) y los jugadores de futbol americano Russell Wilson (79 millones) y Aaron Rodgers (79 millones).

Los 100 atletas que aparecen en la publicación de Forbes, recaudaron un total de 4 mil millones de dólares... sí, escuchó bien: "¡4 mil millones de dólares!". Y esta inimaginable cifra sólo nos confirma que el deporte ya es toda una industria millonaria sin fronteras.

Pero ningún futbolista, basquetbolista, golfista o tenista puede correr con el dinero en sus bolsillos. Todos ellos siguen trabajando con el mismo espíritu que desde niños los llevó a enamorarse de un juego que con el tiempo terminó siendo su profesión. Alrededor del fenómeno sólo hay dos motores: la esperanza en su corazón y los sueños en su cabeza.

Como en cualquier otra actividad, aquí estamos hablando de las excepciones. Lo he dicho muchas veces: "ganar es raro, y ganar muchas veces es aun más raro".

En ese mundo extraño de Dioses del Olimpo, la humanidad por siglos se ha preguntado: ¿Qué los hace tan diferentes? ¿Por qué otros con la misma preparación, técnica, instrucción, ámbito sociocultural y hasta compatibilidad genética, no llegan a ganar sobre los demás?

Posiblemente el misterio esté en que muchos se motivan con el miedo, otros se motivan con la recompensa económica. Pero esos dos métodos creo son sólo temporales. La única cosa duradera es la automotivación. La excelencia no es un acto de un día, sino un hábito.

Aquí es necesario encontrar algo a lo que aferrarse, algo que te motive, algo que te inspire. La palabra es amor por lo que haces. Y no importa que no seas o termines como el mejor. Simplemente ama lo que haces. Ese es el éxito, aunque la recompensa sólo tu la sientes y sólo tu la vas a disfrutar.

PD. El día que Forbes publique la lista de los hombres más felices de la tierra, los Dioses del Olimpo sentirán envidia.

Lo escrito, escrito está.

 
Twitter: @castillejos_m