El número es contundente: alrededor del mundo, desde enero de 2000 a mayo de 2019, el futbol profesional está de luto, con el fallecimiento registrado de 116 jugadores y 3 árbitros por problemas cardíacos, ya sea en la cancha o poco después de la práctica deportiva.
La cifra de decesos de futbolistas y silbantes por muerte súbita está documentada en notas informativas de cada uno de los
119 casos, en diversos medios de información del orbe en este periodo.
De los 116 futbolistas fallecidos: 49 son de origen europeo; 32 africanos; 27 americanos; y 8 asiáticos; los 3 árbitros eran sudamericanos.
Los 3 países con mayor número de casos de muerte súbita de futbolistas son España, con 11 decesos; Nigeria y Brasil, ambos con 9; seguidos por Portugal y Croacia, con 5. Y el promedio de edad de casos de muerte súbita es poco menos de 26 años.
El tema no es menor, la alta exigencia del futbol de alto rendimiento ha cobrado la vida de al menos 119 personas, sin considerar otros casos no registrados.
Varios de estos casos son consecuencia de problemas congénitos difíciles de detectar, también es cierto que el desgaste físico y mental (estrés, viajes, cantidad de partidos al año, cambios de altitud y husos horarios), está afectando al futbolista, y es ahí donde urge tomar medidas a nivel mundial para evitar más decesos.
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