Es indudable que cada equipo, tarde o temprano, cosecha lo que fue sembrando.
Mientras los dos mejores, el América y el León, se disponen a jugar mañana los últimos 90 minutos del actual torneo, otros siguen haciendo como que se refuerzan para el siguiente, como sucede en los casos del Cruz Azul, las Chivas, el Atlas, los Pumas o los Tigres.
Uno más, el Monterrey, hoy entra en
acción nuevamente en un Mundial de Clubes en las lejanas tierras marroquíes, y para variar llegando a ellas muy lejos de su nivel óptimo, muy lejos de poder ostentarse como el mejor representante posible de nuestro futbol en estos momentos.
Si en este 2013 a nivel internacional ha sido tan pobre la defensa del prestigio de nuestro balompié (cualquiera que éste sea), lo único que nos queda esperar es que por lo menos el actual torneo interno, bastante mejor que varios de los anteriores, cierre con un buen espectáculo futbolístico.
Si los dos finalistas ya ofrecieron un agradable partido de ida (intenso y con muchas llegadas, aunque ambos inconsistentes en su juego, imprecisos, atrabancados y muy "partidos", incapaces de funcionar en bloque), de más alto nivel deberá ser el de vuelta.
Lejos está el 2-0 favorable para el León de reflejar fielmente lo sucedido en la cancha del Nou Camp, por lo que la balanza podrá estar inclinada hacia los ejemplares esmeraldas, pero el asunto para nada está definido.
Se defina como se defina, sólo esperamos que el último partido esté acorde con lo que debe ser una Gran Final y con lo que estos dos equipos han ofrecido a lo largo del torneo; no sólo el mejor futbol, sino además posturas ofensivas que se agradecen.
Y que a final de cuentas, para cerrar lo mejor posible, se eleve con el título de campeón el que en términos generales mejor haya jugado durante los 180 minutos.
En ambos sentidos, que sea un justo cierre de torneo, con los dos contendientes jugando como saben hacerlo... y coronándose campeón el que mejor lo haya hecho.
¿Será mucho pedir?
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@rgomezjunco